Jorge Varas prepara una gran exposición que se podrá visitar a partir de septiembre en el Museo Francisco Sobrino de Guadalajara.
«La Canción está sonando» es el título con el que el artista mostrará un espectacular conjunto de obras donde la escultura y el dibujo serán protagonistas del 27 de septiembre al 24 de noviembre en el museo.
Es el propio Jorge Varas el que nos describe su obra:
La escultura y el dibujo, como en otras ocasiones, serán los procedimientos que utilice para ocupar la sala de 125 m ² del Museo Francisco Sobrino. Nueve esculturas de maderas tropicales de entre 250 y 350 centímetros de altura apoyadas sobre el piso, junto a dos series de dibujos desplegados sobre una de las paredes de la sala, configurarán un lugar específico en este espacio.
Mi intención es ocupar el espacio expositivo, -teniendo en cuenta la construcción escultórica de Sobrino situada en la sala, con la que no queda más remedio que dialogar, presentando una obra nunca expuesta anteriormente. La condición inamovible de esta escultura no me inquieta demasiado, al fin y al cabo, siempre he concebido el devenir de mi trabajo escultórico como un diálogo imprevisible con el contexto espacial en el que se tengan que ubicar las piezas después de ser realizadas. En este caso, la geometría impuesta por esta pieza es un buen referente. Voy a optar por dialogar con su verticalidad y con su altura, pero mientras que esta escultura blanca de dos cuerpos se adelgaza hacia arriba, las mías, por el contrario, expanden su extensión en volúmenes más o menos abiertos según asumen más cota. Podríamos describir su despliegue formal como árboles, con su tallo y su frondosidad en la copa.
En el Museo Nazionale de Nápoles, en el Salón de la Meridiana, está ubicado el Atlas Farnesio. Allí hace unos años pude contemplar este titán portador de la esfera celeste rescatado en 1575 cuando, como ocurrió con otras estatuas antiguas, se excavaba una fosa para realizar un asentamiento destinado a levantar alguna nueva edificación. Las esculturas en las que estoy trabajando las puedo relacionar con la formación estructural de este atlante romano, aunque su significado adquiera también otros matices derivando sobre todo hacía la búsqueda de un sentido más plástico y sensorial que simbólico. Ya he explicado en otros textos anteriores que las piezas verticales han evolucionado de lo arquitectónico a lo antropomorfo, pero también, que no son representaciones literales del cuerpo humano, ni siquiera diría interpretaciones, podría mejor hablar de configuraciones formales que asimilan los ritmos, las proporciones, los gestos de nuestro cuerpo evitando la identificación aparencial.
Estas esculturas distribuidas en el espacio expositivo buscan una estimulación de los sentidos del espectador. Su cuerpo vertical incita el contacto corporal y, la coronación, ramaje estructural o celdas paradójicas situadas sobre estos menhires de madera, invitan a analizar y a observar los espacios que configuran las tablas atornilladas y pegadas con adhesivos. La persona que se sitúe ante ellas se detendrá debajo de las copas de estos árboles estéticamente mecanizados y, alzando la mirada los recorrerá, internándose en sus huecos, modificando incluso su propia escala como Gulliver para investigar la referencia espacial que se propone en cada una de ellas.
Como referencia vinculadora entre escultura y dibujo, podemos remontarnos a la célebre frase que Julio González escribió en un texto de 1932, Picasso sculpteur et les cathedrals (Picasso escultor y las catedrales), editado parcialmente cinco años después en Cahiers d´Art. En él, el escultor explicitaba una concepción de la escultura como metáfora visual de “dibujo en el espacio”. Es decir, como dibujo expandido en las tres dimensiones que configuran el espacio como concepto objetivo y esencial de la escultura. Estas palabras de González son oportunas para explicar el camino que ha tomado mi propia investigación en los territorios a los que se refiere el escultor. No me sorprende que de forma natural haya establecido una connivencia entre ambas prácticas creativas, descubriendo por tanto en múltiples ocasiones una traslación de los problemas bidimensionales a los tres ejes de las coordenadas espaciales y viceversa. A partir de este movimiento, he constatado como el dibujo se desplaza del papel a la dimensión espacial real, y de la escultura a la superficie bidimensional. diluyéndose la frontera que aparentemente les separaba. Estos dibujos que presento aluden a ideas estructurales que están en las esculturas, igual que las esculturas sugieren el papel. En ambos casos se pretende ampliar las cualificaciones perceptuales más allá de lo solamente visual. La ocupación del espacio desde el suelo o desde el muro, pretende estimular otros sentidos además de el de la vista, su despliegue pretende eludir la idea renacentista de posición fija reclamada por Brunelleschi, para conducir al espectador a que los visione desde diferentes puntos de vista, aproximándose al concepto de representación propio de las poéticas cubistas.
Datos de interés:
La canción está sonando
Exposición de Jorge Varas www.jorgevarasescultor.com
Museo Francisco Sobrino (C/ Cuesta del Matadero 5 19001 Guadalajara)
Fechas: del 27 de septiembre al 24 de noviembre 2019
Inauguración: 27 de septiembre a las 19 horas.
info@museofranciscosobrino.es – www.francscosobrino.es – tlf. 949247050 (ext 5)
“La canción está sonando” (OBRAS)
Piezas grandes (entre 250 y 350 centímetros de altura)
1. Corte 1: “La casta geometría se encarna en el hueso”. 2017. Madera de iroko y de alep.
2. Corte 2: “En ningún momento se quitó su corona de la cabeza”. 2017. Madera de iroko y de alep.
3. Corte 3: “Mira mamá, hay un barco blanco viniendo por el rio”. 2019. Madera de jacareuba y tatajuba.
4. Corte 4: “El viento transita entre los árboles, sacude las hojas recientemente maduradas”. 2019. Madera de jacareuba y tatajuba.
5. Corte 5: “Aquí llega tu novia con el velo puesto”. 2019. Madera de iroko y tatajuba.
6. Corte 6: “Gansos de Canadá sobrevuelan los árboles”. 2019. Madera de jacareuba y tatajuba.
7. Corte 7: “Espero que los malos tiempos no soplen en tu camino, que el día sea brillante como tus ojos”. 2019. Madera de jacareuba y tatajuba.
8. Corte 8: “Un sutil aroma de madera se respira en el aire al mismo tiempo que escucho tu sonrisa de Champagne”. 2019. Madera de jacareuba y tatajuba.
9. Corte 9: “Los árboles en la colina no tienen que decir, porque guardan sus sueños para otro día”. 2019. Madera de jacareuba y wenge.
Serie de dibujos grandes. 9 dibujos. Canción en blanco negro y dos grises. 115 x 90 cm. 2018. Papel reciclado.
Serie de dibujos pequeños. 30 dibujos. Canción escrita desde Meco a un destinatario ficticio. 50 x 40 cm. 2019. Grafito Faber-Castell sobre papel Ingres.
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