El Cabildo Catedral ha presentado tres obras que han sido recientemente restauradas: el Pantocrátor del s.XIV, el retablo de Frumales s.XVI y el lienzo de la Caridad Romana, datado en el siglo XVII. En la preentación han intervenido el Deán de la Catedral, Ángel García Rivilla, y los restauradores encargados de los trabajos, Paloma Sánchez y Graziano Panzieri. En este acto el Deán ha destacado el empeño que desde hace años dedica el Cabildo Catedral a recuperar el patrimonio artístico, histórico y religioso del templo con una autofinanciación completa gracias a lo recaudado de la venta de entradas.
La primera obra es el Pantocrátor, reubicado en la entrada de acceso a la Capilla del Santísimo, frente al Calvario del s. XIII. Esta escultura, realizada en madera policromada, está datada entre los siglos XIII y XIV y, como han apuntado los restauradores, la obra fue repolicromada en el S. XVI y en la actualidad, debido a una intervención anterior en la que se realizaron catas para saber el estado de conservación de la policromía del s. XIV, presenta dos policromías a la vista. En los trabajos efectuados en la obra, iniciados en agosto de este año, se han respetado ambas policromías, se han consolidado los estratos pictóricos levantados y se han reintegrado las lagunas de color. A nivel iconográfico, el Deán destacó que el Pantocrátor, obra representativa del arte bizantino y del románico, une al Todopoderoso, Padre e Hijo, es decir, Creador y Redentor.
Tras el Pantocrátor, la segunda de las obras mostradas ha sido el retablo de Frumales, que se puede visitar desde hoy en la capilla de Santiago Apóstol. En este marco artístico, espiritual y arquitectónico especial de la Catedral, el retablo procedente de la ermita de Frumales es un gran ejemplo a nivel de recuperación del patrimonio debido a las importantes pérdidas observables en las pinturas, mazonería o del dorado original.
Mandado a realizar como retablo para el altar de una pequeña capilla, fue adquirido por la Catedral en el año 1960 por una cantidad de 50.000 pesetas. Los asistentes han escuchado atentamente por parte de los dos restauradores las diferentes fases ejecutadas para dotarlo de estabilidad, recuperar las partes de soporte perdidas con el tiempo y de la película pictórica. En este retablo, a pesar de su tamaño, destacan ocho pinturas que, como ha explicado el Deán, escenifican en la parte superior a San Pedro, el Calvario y San Pablo y, en la inferior, tres santas mártires, Santa Lucía, Santa Águeda y Santa Apolonia, además del Abrazo en la Puerta Dorada entre San Joaquín y Santa Ana y la Purificación de la Virgen, ya en la parte intermedia.
La tercera y última obra presentada ha sido el lienzo de la Caridad Romana, reubicado en las escaleras de acceso a la Sala de Tapices y Ornamentos Litúrgicos, una de las cuatro salas de exposiciones en la zona del claustro. La Caridad Romana es una pintura fascinante que llama la atención por el tema que representa, unido estrechamente al concepto de piedad de la religión católica: Cimón visita a su padre, Pero, condenado a muerte por inanición y esta le ofrece leche de sus senos para alimentarlo.
Esta obra, de autor desconocido pero que guarda un gran parecido con la Caridad Romana del pintor alemán Johann Carl Loth, ha estado expuesta durante años en la Sala de Santa Catalina, antiguo Museo Catedralicio. Según han apuntado los restauradores, los trabajos han ido encaminados a asentar la película pictórica, eliminar deformaciones del soporte textil, colocación de bandas de tensión perimetrales para montar el lienzo en un nuevo bastidor y restauración del marco, del que se ha reconstruido la decoración perdida.
Por último, la rueda de prensa ha finalizado en la Sala de Santa Catalina, antiguo Museo Catedralicio, y que ahora se encuentra en pleno proceso de reforma para convertirse en Sala de Objetos Litúrgicos. Allí, se ha mostrado a periodistas y resto de asistentes el resultado de las obras realizadas recientemente en las que se sustituyó el revestimiento del mortero del muro este, además de limpiar y revisar el resto de muros y bóveda. Durante la explicación, los restauradores han informado de la restauración que están llevando a cabo actualmente en el sepulcro del Infante Don Pedro, hijo de Enrique II, que se ubica desde hace siglos en el centro de esta antigua capilla y que es parte importante de la historia de Segovia y de España.
A la vez, se trabaja para diseñar expositores y distribución de una sala que completará la oferta al segoviano y visitante durante el horario de apertura de la Catedral y que se espera tener finalizada para su inauguración a principios del próximo año.