Analizar algunas obras maestras del románico desde una perspectiva diferente. Es el reto de las I Jornadas de Arte Románico, que se celebran estos días en Madrid, organizadas por la Fundación Santa María la Real y el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.

Tras una primera sesión dedicada a las catedrales de Santiago de Compostela y Salamanca, la jornada de hoy se ha centrado en analizar las formas, usos y funciones de los edificios de planta central en el románico y las muchas huellas de esta época que aún perviven en la ciudad de Ávila.

El investigador Miguel Sobrino de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, ha sido el encargado de abrir fuego, hablando del “diálogo a tres bandas” que se establece en el conjunto histórico de la ciudad de Ávila, entre “tres obras de relevancia universal: la muralla, la iglesia de San Vicente y la catedral”.

Recordaba Sobrino a las 120 personas matriculadas en las jornadas, que tanto la catedral como la iglesia de San Vicente fueron asumiendo durante su construcción “las novedades del gótico” y, hoy por hoy, constituyen ejemplos “muy expresivos del espíritu de experimentación de los talleres medievales de arquitectura”. Un detalle que se hace evidente también en la incorporación de la catedral al recinto amurallado, “al convertir su cabecera en un amplio bastión”.

Otro aspecto destacado y común a ambos edificios es que han logrado conservar un importante conjunto escultórico de época románica. Ejemplo de ello son las portadas y el cenotafio de los Santos Mártires en el caso de San Vicente y los capiteles de la girola y las “misteriosas cabezas reaprovechadas de la bóveda” que aún observan a los fieles en la catedral, procedentes, quizá, apuntaba Sobrino, “de una portada perdida”.

Materiales, funcionalidades, pérdidas y transformaciones del patrimonio abulense

El investigador aprovechaba su intervención para desgranar algunas teorías sobre los materiales utilizados en la construcción y ornamentación de los edificios analizados o sobre su funcionalidad. Realizaba, además, especial hincapié en “las pérdidas y transformaciones sufridas por el patrimonio medieval abulense en fechas recientes” y apuntaba un caso concreto: el antiguo alcázar, donde, a su parecer, se ha contribuido “a crear confusión sobre la completa interpretación del conjunto”.

Nada que ver, recordaba el coordinador del programa de cursos de la Fundación Santa María la Real, Pedro Luis Huerta, con las intervenciones que la entidad ha podido desarrollar en cada uno de los tres edificios mencionados por Sobrino: la restauración del cenotafio de la iglesia de San Vicente, la actuación en la fachada occidental de la catedral o, más recientemente, la monitorización del conjunto histórico para mejorar su conservación preventiva y su gestión.

Señalaba Huerta que la riqueza del románico abulense, queda recogida también en la Enciclopedia, y en la guía “Todo el románico de Ávila”, publicada este año por la Fundación, que recopila los 66 testimonios documentados en la provincia, “ligados a un tiempo de repoblación y posterior consolidación de la frontera con al-Andalus”.

Formas, usos y evocaciones de los edificios de planta centralizada

Tras el recorrido por la ciudad de Ávila, el catedrático en Historia del Arte, Javier Martínez de Aguirre de la Universidad Complutense de Madrid, invitaba a los asistentes a reflexionar en torno a las formas, usos y evocaciones de los edificios de planta central, escasos en la arquitectura románica hispana, pero que han dado lugar a múltiples investigaciones.

En el siglo XIX el conocido arquitecto, restaurador e historiador de la arquitectura medieval Eugène Viollet-le-Duc estableció una relación directa entre las iglesias medievales de planta circular y los templarios, lo que produjo, aseguraba Aguirre, “una asignación generalizada y abusiva de este tipo de construcciones a la orden de Tierra Santa”.

Posteriormente, en 1942 Richard Krautheimer enfatizó en “las implicaciones religiosas de las formas y dedicaciones de los edificios”, atendiendo a dos tipos de construcciones que frecuentemente emplearon esta planta: “las inspiradas en el Santo Sepulcro y los baptisterios”. Entre ambas teorías, no han sido pocos los investigadores que se han volcado en analizar “caso por caso las construcciones de esta naturaleza que aún quedan en Europa”.

Así, la documentación existente ha permitido confirmar el nexo con Jerusalén de edificios como la Vera Cruz de Segovia o el Santo Sepulcro de Torres del Río. En otros casos, como en la capilla del Santo de Roncesvalles, donde no quedan evidencias de las intenciones constructivas, parece que se recurrió a la planta central “para disponer de un marco litúrgico especialmente adecuado para usos funerarios”. Las jornadas y el coloquio posterior daban cuenta, no obstante, de que aún hay espacio abierto para la investigación y el surgimiento de nuevas hipótesis.

Sesión de cierre:Santo Domingo de la Calzada y Silos 

Las jornadas no acaban hoy, la sesión de cierre, está prevista para el martes, 12 de noviembre, y contará con las intervenciones de Marta Poza Yagüe y José Luis Senra Gabriel y Galán, ambos profesores de la Universidad Complutense de Madrid. La primera se centrará en diversos aspectos de la cabecera de la catedral de Santo Domingo de la Calzada y el segundo realizará un “breve repaso” por algunos de los aspectos más singulares del monasterio de Santo Domingo de Silos.

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