El presidente del Patronato del Museo del Prado, Javier Solana, recibió de manos del director de la Academia, Fernando de Terán, la Medalla de Honor del año 2019.

La concesión de la Medalla de Honor de la Academia al Museo Nacional del Prado, cuya candidatura fue presentada por el escultor Juan Bordes y los arquitectos Rafael Moneo y Juan Navarro Baldeweg, obtuvo la aprobación unánime de la corporación. En el acto de entrega de la Medalla de Honor, celebrado el lunes 11 de noviembre, Juan Bordes leyó la laudatio en nombre de la Academia.

Reconoció que la labor de “estudio, promoción y difusión de las Artes” –méritos señalados en los Estatutos académicos para otorgar la Medalla de Honor- “podría resumirse sintetizando cuatro aspectos de la actividad del Museo del Prado que visualizan para el gran público una gestión de dirección científica y administrativa de gran complejidad e inteligencia. Estos cuatro puntos son: (1) el programa de exposiciones, (2) la política de publicaciones, (3) los talleres de restauración y conservación y (4) la biblioteca y el Centro de Estudios”. En efecto, la modernización del Museo del Prado le ha situado en un lugar predominante y referente respecto a otros museos de arte antiguo, gracias a una acertada gestión de sus colecciones apoyada en esos pilares fundamentales.

En torno al núcleo de una de las colecciones artísticas más importantes del mundo, la modélica modernización del Prado durante las últimas décadas se sustenta en la actualización de su plan museológico y museográfico, el rigor científico de sus extraordinarias exposiciones, la edición de publicaciones científicas de referencia en la fortuna crítica de los grandes maestros, la remodelación y ampliación de sus espacios y el dinamismo de su Centro de Estudios.

Javier Solana señaló las estrechas relaciones de la Academia con el Prado, como “el antecedente más cercano del Real Museo, del que ahora celebramos su bicentenario, y cuyo anuncio, publicado en la Gaceta de Madrid el 18 de noviembre de 1819, proclamaba su ‘utilidad’ y su intención de ‘propagar el buen gusto en materia de Bellas Artes’: la misma empresa en la que la Academia se había embarcado hacía ya más de medio siglo”. “A lo largo de su andadura –subrayó el presidente del Patronato-, varias veces centenaria, el Museo y la Academia han compartido no solo vocación e historia, sino también unas colecciones artísticas que dialogan con la más feliz naturalidad. Más aún, esta historia compartida puede ser igualmente narrada a través de los directores, académicos, patronos, restauradores y conservadores que, con su trabajo y esfuerzo, han contribuido al esplendor de ambas instituciones y a la custodia y conservación del patrimonio histórico-artístico español”.

Una colaboración entre ambas instituciones muy vigente en la actualidad y con perspectivas de futuro, avanzando juntas en investigación y tecnología. Con la concesión de su más alto y preciado galardón –la Medalla de Honor-, la Academia se congratula de su historia compartida y premia el destacadísimo papel cultural y la trascendente repercusión social del Museo del Prado.

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