Patrimonio Nacional prorrogará por segunda vez y hasta el 24 de enero de 2021 la muestra en el Palacio Real de Madrid

«La otra Corte: Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación«

La mayoría de las 110 obras expuestas proceden de Las Descalzas Reales y La Encarnación y relatan la influencia que las mujeres de la dinastía reinante ejercieron desde dichos monasterios, haciendo de ellos una segunda Corte paralela a la del Rey, en los siglos XVI y XVII. Así, el recorrido se inicia con el retrato de Doña Juana de Austria, fundadora de Las Descalzas Reales, a la que siguen otras importantes figuras femeninas, como la Reina Margarita de Austria, la Emperatriz María de Austria, su hija sor Margarita de la Cruz, la Infanta doña Isabel Clara Eugenia, sor Ana Dorotea y Ana Margarita de Austria.

Catalina de Austria, 1507-1578. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación. La otra Corte, Palacio Real de Madrid

La exposición tiene como fin principal mostrar la riqueza artística de dos monasterios madrileños de fundación real que alcanzaron su esplendor en los siglos XVI y XVII, coincidiendo con la dinastía de los Austria: el de las Descalzas Reales y el de la Encarnación. Se trata de dos sitios que han llegado hasta nuestros días en un excepcional estado de preservación, pero cuyas colecciones a veces son de difícil disfrute por las especiales condiciones de estos lugares.

Son dos espacios todavía hoy en uso y con parte de su superficie utilizada como clausura conventual, lo que dificulta su visita completa, a lo que hay que añadir estrictas razones de conservación de numerosas obras de arte. Este es el momento de mostrar al público una parte significativa de ellas.

Juana de Austria 1535-1573. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación. La otra Corte, Palacio Real de Madrid

El Monasterio de las Descalzas Reales fue fundado por doña Juana de Austria, princesa de Portugal, hija del emperador Carlos V, sobre el palacio de Alonso Gutiérrez, tesorero imperial. Las obras de adaptación se realizaron entre 1558 y 1564, fecha de consagración de la iglesia. La profunda remodelación arquitectónica a que entonces fue sometido el edicio llegó hasta la realización de un Cuarto Real y a la incorporación de una abundantísima colección artística de retratos, pintura religiosa, tapices y relicarios que en buena medida nos ha llegado.

El Real Monasterio de la Encarnación se fundó de nueva planta en 1616 por iniciativa de Felipe III y su mujer Margarita de Austria. Estaba unido al vecino Real Alcázar por un pasadizo.

En ambos edificios tuvo lugar una intensa vida artística durante los siglos XVI y XVII, que ponía de manifiesto la importancia de las personas reales que allí habitaban, como doña Juana de Portugal o su hermana la emperatriz María de Austria, o que acudían regularmente a sus dependencias, como los reyes, desde Felipe II a Carlos II, y relevantes miembros de la corte, como el duque de Lerma o don Juan José de Austria, continuos donantes de obras de arte y mecenas habituales de estos edificios.

En ellos se desarrolló un microsistema político que nos permite hablar de « otra corte ». Al lado de la que tenía su centro en el Alcázar, existieron los ámbitos áulicos que poseían ambos monasterios, donde se mezclaban una peculiar devoción femenina y una efectiva red política internacional de la monarquía, que integraba y relacionaba lugares y cortes como las de Lisboa y Bruselas, la imperial de Viena y Praga o la granducal de Florencia; una red en la que las mujeres representaban un significativo papel.

La exposición
Las once salas y ciento diez obras de arte que componen esta exposición constituyen un fresco inigualable de la vida artística, religiosa y política de dos espacios de Corte de los Austria españoles, que se han mantenido hasta nuestros días.

Con el Renacimiento y el Barroco como telón de fondo, se ofrece una colección única de retratos de los Austria, que nos traslada a una época en la que religión y Monarquía iban de la mano, representando las principales fuentes de un poder político que se desplegaba a lo largo y ancho de Occidente. Además de estos retratos, la exposición también contiene una serie de relicarios excepcionalmente conservados, así como tapices que adornaban sus ceremonias y colecciones de escultura española del siglo XVII.

De esta manera, el recorrido expositivo pretende poner en valor la gran variedad y riqueza de expresiones artísticas que rodearon el periodo de los Austria, quienes dotaron a la Monarquía hispánica de un carácter eminentemente internacional, debido a su amplia red de alianzas con países extranjeros.

La exposición se articula de manera cronológica, aunque no en un sentido estricto, ya que el foco de interés se sitúa en los personajes femeninos que, con sus retratos, estructuran la muestra: desde doña Juan de Portugal, su hermana la Emperatriz María de Austria, su hija sor Margarita de la Cruz, la infanta doña Isabel Clara Eugenia, sor Ana Dorotea, hija del emperador Rodolfo II, y Ana Margarita de Austria, hija de Felipe IV. Una serie de mujeres que instauraron, en estos lugares, una segunda Corte de poder con amplias ramificaciones internacionales (Portugal, las Indias, Flandes, Florencia, el Imperio austríaco) frente al cercano Real Alcázar.

Sala 1. Colecciones de una princesa. Juana de Portugal en las Descalzas Reales. Las dos primeras salas se centran en los años iniciales de la fundación del Monasterio de Las Descalzas Reales y en el papel decisivo que desempeñó doña Juana de Portugal. Un espacio que tiene la particularidad de ser el lugar nacimiento de doña Juana, cuando este todavía constituía la residencia de Alonso Gutiérrez, tesorero de Carlos V, y que la Princesa de Portugal siempre consideró tanto palacio como convento. El primero de estos elementos se pone de relieve en la exposición por medio de su colección de retratos cortesanos.

Por otra parte, el interés religioso de la princesa se manifiesta tanto a través de su colección de pintura devota, en la que destacan las tablas flamencas del siglo XVI, como en la importancia que otorgó a los relicarios, ornamentos sagrados y a la construcción de la Iglesia del Monasterio. Esta se adornaba con un retablo, hoy perdido, de Gaspar Becerra, cuya elección, así como la de artistas como Jacobo da Trezzo o Pompeo Leoni, indicaba sus gustos italianizantes, modernos y renacentistas.

Sala 2. La magnificencia renacentista de Juana de Portugal y de Ana de Austria. Las opciones artísticas de Juana de Austria aparecen claras en esta sala con abundancia de géneros propios del Renacimiento, como son el retrato cortesano, los tapices, las telas ricas y los objetos suntuosos. Además, Juana heredó de su tía María de Hungría una de las series de paños del importantísimo conjunto que, con el tema de La conquista de Túnez, se había tejido en Flandes para su padre.

La magnificencia regia también se expresa a través de los riquísimos relicarios de Las Descalzas, buena parte de ellos traídos por la emperatriz María de Austria, hermana de Juana, o de aquellos procedentes de su madre, la Emperatriz Isabel de Portugal. Entre ellos sobresale el Arca de San Víctor, donación al convento de Ana de Austria.

Sor Margarita de la Cruz 1567-1633. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación. La otra Corte, Palacio Real de Madrid

Sala 3. Naturaleza y artificio. La idea de maravilla en los relicarios conventuales. Dos de los espacios más singulares de ambos conventos están relacionados con sus maravillosos relicarios, que se han conservado hasta nuestros días, combinando los aspectos devotos y de Corte. Estos dos lugares exponen piezas de los más variados materiales, que pueden ser contempladas, además de en esta sala, en la 2, 4, 5, 7 y 10, donde se exponen algunos de sus más bellos ejemplares de los siglos XVI y XVII.

Sala 4. Un arte devoto. El mundo y la época de sor Margarita de la Cruz. Esta sala marca el tránsito desde la vertiente más religiosa de los Monasterios a la de Corte, y está dedicada a sor Margarita de la Cruz (1567-1633), hija de la Emperatriz María de Austria, hermana de Juana y, por tanto, su sobrina. Sor Margarita representa a la perfección el carácter religioso político de Las Descalzas, donde comenzó a vivir a partir de 1580. Sus retratos, en pie o de rodillas, siempre con el hábito franciscano, son elocuentes muestras de su marcada piedad religiosa, mientras que otras de las obras apelan a sus importantes relaciones políticas y dinástico-familiares. Los dos relicarios que se exponen proceden del Imperio: fueron donados por los Emperadores Matías de Habsburgo (1557-1619), su hermano Rodolfo II de Austria, y Maximiliano II, su padre.

Sala 5. El poder de la imagen. Devociones conventuales. En ambos Patronatos Reales se defendió la opción artístico religiosa, frente a las críticas que este tipo de obras venían recibiendo desde el mundo protestante. Una apuesta que se tradujo en que en ellos se exponían no solo reliquias y relicarios, sino imágenes religiosas de todo tipo a las que se otorgaba la categoría de reliquia. En el de Las Descalzas Reales se instaló, por ejemplo, una copia, traída de Roma en el siglo XVI, de una imagen bizantina de la Virgen con el Niño.

Sala 6. Pedro de Mena en las Descalzas Reales de Madrid. Los dos Monasterios conservan uno de los mejores conjuntos de escultura policroma española del siglo XVII que existen en nuestro país. En Las Descalzas Reales sobresale el grupo de obras de Pedro de Mena, cuyo estilo realista, elegante y lleno de patetismo hay que contextualizar dentro de uno de los momentos culminantes de la escultura española del Barroco. En esta sala, tercera de las dedicadas a las devociones de ambos conventos, se exponen algunas de sus obras capitales. Entre ellas se encuentra una Santa Clara, así como una monumental Magdalena penitente, una Dolorosa que hace pareja con un Ecce Homo, ambos fechados en 1637, y un Niño Jesús de la Pasión.

Sala 7. El eje Madrid Viena. La Emperatriz María y sus hijos. En este espacio el Monasterio de Las Descalzas Reales vuelve a desempeñar un papel protagónico, aludiendo a la colección de retratos de la Emperatriz María de Austria, quien residió en este lugar hasta su muerte en 1603. Una serie de obras que se enmarcan en una fase avanzada del retrato regio, preludio de la gran época del Barroco, y entre las que aparecen retratados el archiduque Alberto, su mujer e hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, así como el archiduque Ernesto e Isabel de Austria, Reina de Francia, igualmente hijos de la Emperatriz.

Isabel Clara Eugenia 1566-1633. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación. La otra Corte, Palacio Real de Madrid

Sala 8. “Aquí está Dios”. Gregorio Fernández en el Monasterio de la Encarnación. Esta sala y la siguiente se dedican de manera monográfica al Real Monasterio de La Encarnación, y tienen como eje las esculturas de Gregorio Fernández para este lugar. Este escultor español es probablemente el mejor exponente de los sentimientos religiosos de la Contrarreforma, de ahí su éxito en la corte del Rey Felipe III y en un lugar como La Encarnación de Madrid, paradigmas de estas ideas en la España de principios del siglo XVII. Una de sus señas de identidad fue el realismo que observamos en obras como Cristo a la columna, de alta carga dramática.

Sala 9. Gregorio Fernández y el arte de la Contrarreforma. Uno de los conjuntos más impresionantes de entre los que dejó Gregorio Fernández es el de La Encarnación, instalado en la Sala Capitular, hoy desaparecida. Este comprendía no solo el célebre Cristo yacente, sino toda una construcción teatral, a la que se alude en esta sala, que pretende evocar la importancia de la cristología en el Monasterio. Además, la relevancia de este como lugar de retiro se refleja en obras como el cuadro de San Juan Bautista de José de Ribera.

Sala 10. Política, dinastía y religión. Pedro Pablo Rubens en las Descalzas Reales. En esta sala, que se corresponde de nuevo con el Monasterio de Las Descalzas Reales, se encuentra presente el conjunto de obras de arte más importantes recibido en el Monasterio: la serie de tapices El triunfo de la Eucaristía, cuyos cartones son obra de Pedro Pablo Rubens, y sobre los que los maestros tejedores de Bruselas realizaron el tapiz. De este autor también pueden contemplarse en esta sala los retratos a sor Margarita de la Cruz y su sobrina sor Ana Dorotea.

Sor Ana Margarita de la Cruz 1641-1699. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación. La otra Corte, Palacio Real de Madrid

Sala 11. Morir en el convento. La ceremonia de la muerte en los Monasterios Reales. Ambos Monasterios se caracterizan por la importancia que le conceden a los ritos y ceremonias. De entre ellas, ninguna posee el grado de solemnidad que tiene el ritual de la muerte, de la que esta sala muestra dos de sus principales aspectos. Por una parte, la solemnidad de la muerte de las personas reales se representa con el paño y el túmulo funerario de Juana de Portugal, del siglo XVIII, en el que pueden contemplarse no solo las armas de la Princesa, sino también las figuras simbólicas de la muerte y de Cronos, dios del tiempo, en permanente lucha. En el caso de la muerte de las religiosas más significativas, esta se refleja, sobre todo a lo largo del siglo XVII, a través de la tipología monástica del “retrato funerario”. Ambos tipos de imagen constituyen dos polos contrapuestos, contrastando el lujo cortesano con el sencillo culto al cadáver de la monja. Los Monasterios conservan la imagen funeraria de tres de los personajes religiosos más importantes de estos dos lugares: sor Margarita de la Cruz, sor Mariana de San José y sor Ana Margarita de Austria.

Datos de interés:
«La otra Corte: Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de Las Descalzas y La Encarnación»
Palacio Real de Madrid
Fechas: De diciembre de 2019 Prorrogada hasta el 24 de enero de 2021

Comisario: Fernando Checa
Organiza: Patrimonio Nacional
Patrocina: Fundación Banco Santander

Redacción

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