El Círculo de Bellas Artes de Madrid abre sus puertas a la exposición BANKSY. The Street is a Canvas, una nueva gran muestra en Madrid sobre el iconoclasta artista británico que ha revolucionado el arte contemporáneo y cuya identidad sigue siendo una incógnita. La muestra está concebida como una inmersión en el misterioso universo creado por Banksy, y propone un recorrido inédito a través de más de 70 obras originales cedidas por coleccionistas privados internacionales. La exposición cuenta con un novedoso y espectacular espacio audiovisual que propone un viaje multisensorial por la trayectoria artística de Banksy.
Más allá del misterio que se ha generado alrededor de este grafitero, lo que no cabe duda es que su obra se ha convertido en un gran negocio que supera ya su halo progresista de denuncia social. Sus cuadros alcanzan cifras récord en las subastas y sus exposiciones, para incrementar el morbo escénico, se publicitan con el reclamo de que no han sido autorizadas por el autor. Incluso, el precio de las entradas llama la atención para un artista tan «populista», 15€, igual que todo el Museo del Prado, el doble que el Thyssen o el tripe que el Reina Sofía. Pero más allá de la polémica de este nuevo Damien Hirst que en vez de tiburones pinta niñas con globos, no cabe duda de que es un referente del arte contemporáneo.
BANKSY. The Street is a Canvas nos acerca al controvertido universo artístico de uno de los creadores más influyentes de los últimos años, a través de diferentes ámbitos temáticos y más de 70 creaciones que incluyen una selección de obras únicas ejecutadas con diferentes técnicas: óleo o acrílico sobre lienzo, spray sobre lienzo y madera, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías. Gran parte de las piezas, procedentes de colecciones privadas internacionales se exhiben en Madrid por primera vez.
Una instalación multimedia envolvente especialmente creada para esta muestra dará la bienvenida al visitante, desvelando pistas sobre el misterioso artista, destacando sus piezas más importantes y enmarcando su insólita trayectoria, no exenta de polémica. Entre las obras más reconocidas de la muestra se encuentra la serigrafía original de la serie «Niña con globo», similar a la recientemente destruida por el propio artista en una acción sin precedente en Sotheby’s, la casa de subastas de Londres.
¿Quién es Banksy?
Banksy emplea una forma de comunicación directa, rechazando el sistema y sus reglas. El artista se dirige a su público sin ningún filtro, y sus obras son textos visuales capaces de informar e inspirar la reflexión. Guerra, riqueza y pobreza, animales, globalización, consumismo, política, poder y ambientalismo… los temas que Banksy explora son los temas del mundo en que vivimos.
Desde las trincheras del asfalto, Banksy ha desafiado las reglas del juego del arte contemporáneo. Su protesta visual ha conectado con un público enorme y heterogéneo y hoy en día es uno de los artistas más reconocidos y admirados entre los amantes del arte y también de las generaciones más jóvenes. En palabras de Alexander Nachkebiya, comisario de la Exposición: «Banksy ha adquirido la categoría de fenómeno y es uno de los artistas más brillantes e importantes de nuestro tiempo. Su trabajo es un desafío para el sistema, una protesta, una marca extremadamente bien construida, un misterio, una desobediencia a la ley… Queremos que cada visitante de esta exposición pueda resolver por sí mismo quién es realmente Banksy: ¿un genio o un gamberro?, ¿un artista o un empresario?, ¿un provocador o un rebelde? Esta nueva exposición pretende mostrar la profundidad del talento de Banksy, sus múltiples capas y dimensiones para que sean los propios visitantes quienes piensen y decidan. Su trabajo, siempre actual y muy completo, profundiza en el alma de cada uno de nosotros. Supongo que todo esto lo convierte en un genio para mí.”
BANKSY, un provocador
Banksy es uno de los artistas más controvertidos y conocidos del panorama contemporáneo y su figura está envuelta en un halo de misterio que, por elección y por necesidad, se perpetúa estableciendo los rasgos de un mito de nuestro tiempo: ambiguo, pero profundamente arraigado en la realidad urbana de todo el mundo, Banksy comunica con un lenguaje simple e irónico los problemas, las contradicciones y los grandes temas de la realidad actual, invitándonos a reflexionar sobre ellos y a plantarles cara.
Los temas que Banksy aborda con sus personajes provocadores e irreverentes son la sátira, la política, la cultura, la ética y la guerra. Para lanzar sus mensajes utiliza siempre como vehículo todo un muestrario de personajes recurrentes como monos, ratas, policías, niños y miembros de la familia real que plasma a través de la técnica del esténcil; una técnica que inicialmente adoptó porque le permitía actuar rápidamente y evitar ser sorprendido por la policía. Con el tiempo y con esta técnica del esténcil ha conseguido crear un lenguaje simple, inmediatamente reconocible e infinitamente reproducible.
Su protesta visual, que llega a un vastísimo público heterogéneo, le ha convertido en uno de los artistas más conocidos y preferidos de las generaciones más jóvenes. Si el arte es una síntesis de forma y contenido, para Banksy lo que realmente cuenta es lo segundo: sus obras son mensajes. Tal y como explica el artista urbano Shepard Fairey: “Sus obras están llenas de imágenes metafóricas que trascienden las barreras lingüísticas. Las imágenes son divertidas y brillantes, a la par que simples y accesibles: aunque un niño de seis años no tenga la menor idea de lo que es un conflicto cultural, al ver a la Mona Lisa armada con un lanzallamas no se le escapa que hay algo que no cuadra”.
Su arte se deriva de los denominados “writers” que a principios de los años 70 aparecieron en la escena de Nueva York. Estos “writers” o grafiteros procedían del barrio negro de Harlem, de la comunidad portorriqueña del Bronx y de la pequeña ciudad italiana del Lower East Village y siempre se mantuvieron en grupos, formando “escuelas” que en definitiva no eran más que una derivación artística de aquellas “pandillas callejeras” de los años 50. Históricamente fue un arte duro, siempre a la contra, ilegal por vocación y tendente a la uniformidad del estilo como señal de pertenencia identitaria. El vínculo de Banksy con aquellos grafiteros radica en su fuerte sentimiento de pertenencia comunitaria, su postura provocadora, la idea de que las obras deberían completarse en una unidad de espacio y tiempo y el impulso contracultural. “Amo el grafiti. Amo esta palabra” – ha escrito Banksy. “Para mí, grafiti es sinónimo de maravilla. En comparación, cualquier otro género artístico supone, sin duda alguna, un paso atrás. Si trabajas fuera de este ámbito, trabajas a un nivel inferior. El otro arte tiene menos que ofrecer, tiene menos significado y es más débil”.
La vocación rebelde de los writers, artistas autodidactas, se ha ido perdiendo con el transcurso de las décadas: los artistas callejeros de hoy en día son jóvenes que han estudiado, proceden de academias y escuelas de arte, y sus obras denotan a menudo una técnica pictórica extraordinaria, parecida a las obras sobre lienzos; es decir, el sentimiento de protesta se ha ido edulcorando. Por ello, uno de los méritos de Banksy es el de haberlo recuperado en el contenido y los mensajes de su obra.
Además de la influencia de la cultura del grafiti y el hip hop, en su obra también detectamos la fuerte vocación antagonista y underground del punk, con su connotación antiintelectual y subcultural que tiene como punto de referencia un mundo de “minor players” y “beautiful losers” (“the history is not made by great men”, entonaba el grupo de punk Gang of Four). El movimiento dio vida a códigos de protesta visuales que tuvieron un impacto que podríamos definir como planetario. La herencia visual del punk es enorme y sus códigos gráficos simbolizan la lucha y la resistencia, a lo que se suma un complejo vocabulario visual subcultural y profundamente antiautoritario con el que Banksy se entremezcla. “Como la mayoría de la gente, tengo la fantasía de que todos los pequeños perdedores se van a poder juntar. Que todos van a conseguir buenas herramientas y que lo underground va a salir a la superficie y va a romper en pedazos la ciudad”.
CHRIST WITH SHOPPING BAGS
CRISTO CON BOLSAS DE LA COMPRA
Con esta imagen, Bansky sorprende y hiere al espectador. El fondo gris sugiere una sensación de ansiedad y desaliento. De las manos de Cristo cuelgan pesadas bolsas con regalos como juguetes de Disney y bastones de azúcar. Los paquetes están decorados con una brillante cinta de color rosa, pero de la parte baja de éstos gotea pintura negra, lo que nos recuerda a la sangre derramada por Jesús.
Banksy eliminó la cruz de la escena de la crucifixión, enfatizando la idea de que la cruz real no es una estructura de madera, sino la estupidez e insaciabilidad humana, que trabajan inconscientemente solo para enriquecer a las grandes empresas.
NIÑA CON PARAGUAS
La niña está tratando de protegerse de la lluvia bajo el paraguas, pero al extender su mano se da cuenta de que la lluvia está cayendo dentro del paraguas. La obra representa como medios, como los diques, empleados por el hombre para protegerse de las fuerzas de la naturaleza, a veces traen consigo desastres devastadores.
En 2008, Bansky saca al mercado grabados de Nola. En la primera edición la lluvia que cae sobre Nola es de color blanco, pero, en posteriores ediciones, el artista pintó la lluvia de diferentes colores.
GIRL WITH BALLOON
NIÑA CON GLOBO
Hasta hoy, la imagen de la niña soltando un globo con forma de corazón, es una de las obras más reconocidas creadas por Bansky. Según los resultados de una encuesta, esta obra se convirtió en la favorita de los británicos. Todo el mundo la interpreta según cómo se sienta. Algunos ven pérdida en el globo que se escapa, otros ven liberación. Primero la pintó en la pared bajo las escaleras del South Bank. Este lugar no es precisamente el lugar más agradable del mundo. Bansky pintó la pared con el objetivo de conseguir una imagen limpia e inmaculada. Esta niña es atemporal porque representa la inocencia de la infancia con la que todos nacimos, y despierta el deseo de proteger sus esperanzas para el futuro. Más tarde, alguien añadió la frase «There is always hope» (Siempre hay esperanza). De esta manera, la gente responde al arte que deja una marca en sus almas. Para algunos, esta niña se convirtió en un símbolo de esperanza.
Con posterioridad, Bansky pintó esta imagen en muchos otros lugares. Y, en 2004, comenzó a hacer grabados para su venta. Este es el tipo de obras que a cualquiera le gustaría vender, ya que habla de lo eterno.
En 2014 empezó la campaña #withSirya y Banksy la apoyó. La niña volvió a las calles, pero, esta vez, en forma de proyección. La gente se está muriendo, los niños se quedan sin futuro simplemente porque los de arriba no quieren compartir su poder. Junto a la «Niña con globo» se puede ver una foto de la instalación de vídeo de la niña en la plaza de Trafalgar.
Con esta obra de arte, Bansky ha puesto en práctica uno de los trucos más audaces de la historia del arte, al conseguir que una de sus versiones de «Niña con globo» se autodestruyera tras ser vendida en subasta por algo más de un millón de libras. El cuadro era la última obra que salía a subasta en Sotheby’s en Londres un 5 de ocubre, viernes por la noche, y su precio de venta igualó el récord de la última venta del artista (1,04 millones de libras). Poco después de que se adjudicara la obra, el lienzo empezó a deslizarse por una trituradora de papel instalada en el marco. Banksy publicó una imagen en Instagram de la obra triturada colgando de la parte inferior del marco con el título «Going, going, gone…» (¡Adjudicado!) Alex Branczik, director y responsable de arte contemporáneo de Sotheby’s en Europa comentó “parece que nos acaban de Banskear”.
En una declaración Sotheby’s dijo: «Hemos hablado con el comprador de la obra que estaba sorprendido por lo sucedido. Estamos negociando los próximos pasos.» La casa de subastas declinó revelar la identidad del comprador. El sábado por la noche, Bansky publicó un vídeo en su página de Instagram en el que se mostraba cómo se instalaba la trituradora en el marco de la pintura. El vídeo salta luego a la sala de subastas y al momento de la destrucción parcial de la obra. Al final, en el vídeo se señala: «En los ensayos funcionó todas las veces…» mientras muestra cómo la obra se desliza completamente a lo largo de la máquina trituradora.
Más tarde, la casa de subastas anunció que el comprador había decidido continuar con la compra de la obra al precio adjudicado. La mujer europea que adquirió la obra y que no quiere revelar su nombre, comentó: «Al principio estaba muy sorprendida, pero luego me di cuenta de que acabaría teniendo un pedazo de la historia del arte.» Y es esto exactamento lo que ha ocurrido. La nueva obra de arte se llama ahora: “LOVE IS IN THE BIN” (El amor está en la basura) y está en Baden-Baden, Alemania.
LOVE IS IN THE AIR
EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE
En esta obra, el artista retrata a un manifestante que está participando en una protesta callejera y cuya cara queda oculta por un pañuelo. A primera vista, parece que está lanzando un coctel Molotov, pero si miramos con mayor detenimiento, vemos que en realidad lo que tiene en sus manos es un ramo de flores. Banksy creó la primera de estas imágenes en 2003 durante su primer viaje a Palestina. El guía que le condujo hasta el muro le aseguró que al otro lado nunca había nadie vigilando, pero, tras finalizar la obra, el artista descubrió que se había burlado cruelmente de él: allí todo el mundo sabe que hay francotiradores apostados a lo largo del muro que vigilan constantemente cada movimiento.
Cuando algo no nos gusta, protestamos; en ocasiones, salimos a la calle para hacer visible esa protesta, para que las autoridades nos escuchen, pero muchas veces esas protestas se desbordan y pasan a convertirse en una guerra abierta en la que, como siempre ocurre, nadie está en posesión de la verdad absoluta y nunca hay ganadores. Ese ramo que lanza un individuo en lugar de un “cóctel Molotov” defiende que los cambios deben alcanzarse por medios pacíficos porque, de lo contrario, se genera aún mayor violencia.
La silueta del hombre pretende retrotraernos a aquellos activistas rebeldes de los años 60 que salieron a las calles de París con eslóganes en contra del statu quo y se convirtieron en los precursores del arte urbano.
Pero también cabe la posibilidad de que el propósito del artista sea trasladarnos la idea de que protestar contra el capitalismo o los regímenes militares es tan inútil como lanzar flores contra un muro. A menudo se ha afeado al artista el lado cínico y sarcástico de sus obras y tal vez haya algo de verdad en ello; pero de lo que no se le puede acusar es de permanecer indolente, pues ofrece a la gente la posibilidad de pensar, de intentar entender el significado de lo que ven.
«¡Tú decides!” es la premisa que Banksy nos hace llegar mentalmente, una y otra vez.
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