La Reina Doña Letizia ha inaugurado la exposición «Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II», organizada por Patrimonio Nacional con motivo del V Centenario de la muerte de Rafael Sanzio (1483 – 1520)
Durante el acto, que ha tenido lugar en la Galería del Palacio Real de Madrid, un espacio acorde con la monumentalidad y estructura arquitectónica de la tapicería «Los Hechos de los Apóstoles» de Rafael, la Reina ha estado acompañada por el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, y por la presidenta de Patrimonio Nacional, Llanos Castellanos.
Patrimonio Nacional presenta por primera vez la secuencia completa de la serie apostólica de la colección de Felipe II y los pasajes narrativos que la integran: el ciclo de san Pedro, príncipe de los apóstoles y vicario de Cristo, y el dedicado a san Pablo, el apóstol de los gentiles.
La serie, formada por nueve paños, es una reedición de la vaticana, encargo de León X al también conocido como “Príncipe de los pintores” en 1514 para la Capilla Sixtina. Los tapices expuestos fueron tejidos en Bruselas hacia 1550 y adquiridos por Felipe II posteriormente, y constituyen la serie mejor conservada en la actualidad, ya que no han llegado a nuestros días las de otros monarcas como Francisco I de Francia o Enrique VIII de Inglaterra.
La celebración en 2020 del V aniversario de la muerte de Rafael Sanzio (1483-1520) en Roma se ha transformado en un homenaje internacional secundado por museos europeos y norteamericanos que conservan obras del “príncipe de los pintores”. La Capilla Sixtina y la Scuderia del Quirinal en Roma, la Pinacoteca Ambrosiana de Milán, el Palacio Ducal de Urbino, el Museo Pontificio de Loreto, el Victoria & Albert Museum y la National Gallery de Londres, la Pinacoteca y el Bode Museum de Berlín, y la National Gallery de Washington han establecido una red virtual conmemorativa a la que Patrimonio Nacional se incorpora con este proyecto editorial y expositivo.
Rafael Sanzio (Urbino, 1483-Roma, 1520)
El 6 de abril de 1520 murió en Roma Rafael de Urbino, a los treinta y siete años, en el punto álgido de su creación artística. El pintor y arquitecto de la Santa Sede había dispuesto en su testamento ser enterrado en la iglesia de Santa María Rotonda, el Panteón de Agripa, una elección personal en la que manifestó su admiración por la ciudad de Roma y su compromiso con la doctrina cristiana y el arte clásico. Los testimonios y expresiones de tristeza de ilustres contemporáneos reflejan un sentimiento universal de dolor y amargura por la muerte repentina y prematura del “príncipe de los pintores”.
Rafael cimentó en la Ciudad Eterna bajo los pontificados de Julio II (1503-1513) y León X (1513- 1521) su lugar para la posteridad. Durante unas décadas de extraordinaria vitalidad artística, sus creaciones al fresco en las galerías y apartamentos papales y sus cartones para la tapicería encargada por León X que completaba la decoración de la Capilla Sixtina, reflejan su genial invención, su talento como diseñador y su extraordinaria capacidad compositiva.
La representación de los primeros acontecimientos bíblicos, formalizada por Miguel Ángel (1475-1564) en la bóveda de la Capilla Sixtina, alcanzó su culminación en la tapicería de Los Hechos de los Apóstoles. Rafael plasmó en estos tapices la imagen de los primeros tiempos de la cristiandad y creó un nuevo lenguaje artístico donde combinó formas clásicas y contenidos cristianos. La iconografía de Cristo y de los apóstoles creada por el pintor de Urbino ejerció a partir de entonces un influjo profundo sobre el arte europeo. Sus creaciones, admiradas por pintores como Pieter Paul Rubens (1577-1640) o Nicolas Poussin (1594-1665), alcanzaron la consideración de obras maestras del arte clásico.
La colección de tapices de Felipe II (1527-1598)
El éxito alcanzado por la tapicería de Los Hechos de los Apóstoles –serie princeps tejida para el papa en la manufactura de Pieter van Aelst (h. 1450-h. 1533), príncipe de los tapiceros flamencos– provocó la reedición multiplicada y consecutiva de la serie vaticana para otros mecenas y comitentes.
Francisco I de Francia (1494-1547) y Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547) –subyugados por las alabanzas y noticias de esta “obra milagrosa”, según testimonio de Giorgio Vasari (1511-1574)– encargaron sus correspondientes copias a los talleres de Bruselas, reediciones lamentablemente desaparecidas. La primera fue quemada durante la Revolución francesa y la segunda destruida en el Kaiser-Friedrich-Museum de Berlín al ser bombardeada la ciudad en la Segunda Guerra Mundial.
Felipe II (1527-1598), cuya colección de tapices fue equiparable en cantidad y calidad a las de los citados monarcas europeos, enriqueció su tesoro textil con la reedición tejida en la manufactura bruselense de Jan van Tieghem (act. 1530 1568) y Frans Gheteels (act. 1540-1568), adquirida en el Pand o Lonja de los Tapiceros de Amberes, probablemente entre 1549 y 1555, fechas de los viajes del príncipe Felipe a los Países Bajos. Felipe III (1578-1621) redobló su interés por la obra de Rafael al donar al Real Monasterio de la Encarnación, fundado por su esposa Margarita de Austria (1584-1611), una nueva reedición tejida hacia 1614 en los telares de Bruselas dirigidos por Jan Raes II (h. 1570-h. 1643) y Jacob Geubels II (1599-h. 1630).
La Historia de los Apóstoles. Ciclos petrino y paulino
La reedición de Felipe II (1527-1598) asentada en sus inventarios como Historia de los Apóstoles engloba dos ciclos narrativos: el dedicado a la figura de san Pedro, príncipe de los apóstoles y vicario de Cristo, conocido como ciclo petrino, y el dedicado a la misión de san Pablo como apóstol de los gentiles o ciclo paulino.
El primer ciclo abarca cuatro tapices, dos inspirados en los textos evangélicos de Lucas, Mateo y Juan –La pesca milagrosa (Lucas 5, 1-10) y La misión de san Pedro o Apacienta mis ovejas (Mateo 16, 18-19 y Juan 21, 11-17)– cuya acción se desarrolla ante un paisaje continuo, en una secuencia panorámica del lago de Genesaret o mar de Tiberíades. A ellos se suman dos pasajes correspondientes al ministerio de Pedro –La curación del paralítico (Hechos 3, 1-11) y La muerte de Ananías (Hechos 4, 32-34 y 5, 1-11)–, tapices dedicados a los milagros que el príncipe de los apóstoles realizó en Jerusalén y a las vivencias de las primeras comunidades cristianas.
El ciclo paulino, de cinco tapices, se inicia con los pasajes de La lapidación de san Esteban (Hechos 7, 54-60) y La conversión de Saulo (Hechos 9, 1-7), fruto y consecuencia del martirio del diácono y protomártir, dos escenas enlazadas ante un fondo paisajístico continuo localizado en los exteriores de Jerusalén y el camino de Damasco. San Pablo, el Saulo perseguidor de los cristianos transformado en el gran predicador, protagoniza junto a su colaborador san Bernabé dos secuencias de su primer viaje apostólico a Pafos (Chipre) –La ceguera de Elymas o La conversión del procónsul (Hechos 13, 6-12)– y a Lystra (Asia Menor) –San Pablo y san Bernabé en Lystra (Hechos 14, 8-18)–. El último tapiz, La predicación de san Pablo en el areópago de Atenas (Hechos 17, 22-34), fue concebido como colofón y homenaje de Rafael a sus mecenas, el pontífice León X (1475-1521) y el humanista Janus Lascaris (1445-1534), incorporados entre los filósofos asistentes al debate paulino en el ágora o plaza principal de la capital del Ática.
Los Hechos de los Apóstoles y la capilla palatina del Alcázar de Madrid
Desde su ingreso en la Real Tapicería, las novedosas y precursoras composiciones rafaelescas consagraron su protagonismo en el ceremonial cortesano del Alcázar madrileño. La Capilla Real fue el deslumbrante escenario al que se incorporó la Historia de los Apóstoles como parte esencial del ceremonial litúrgico por su intrínseca secuencia narrativa, sus potentes calidades cromáticas y su contenido doctrinal.
Los hilos metálicos de la serie princeps pontificia fueron sustituidos en la tapicería de Felipe II (1527-1598) por fibras de seda tintadas en vivas gamas cromáticas. Los tonos rojos, azules, verdes y amarillos, empleados con profusión, logran transmitir sensaciones de luminosidad y riqueza. La textura resplandeciente de la seda amortigua las inevitables sombras provocadas por los surcos de la urdimbre y consigue evocar las cualidades del oro.
Felipe IV (1605-1665), que sintió especial predilección por Rafael, destinó a la capilla del Alcázar de Madrid la Caída en el camino del Calvario o Pasmo de Sicilia –cuadro de altar conservado en el Museo Nacional del Prado, realizado por el pintor de Urbino en las mismas fechas que los cartones de Los Hechos de los Apóstoles–. De ese modo, en este espacio litúrgico y cortesano se estableció un diálogo formal y simbólico neotestamentario entre la pintura y la tapicería, que dotó a la capilla palatina de magnificencia y majestuosidad.
La colección real española de tapices, gestionada y administrada por Patrimonio Nacional, es considerada única en el mundo por el número de piezas que atesora, más de quinientos ejemplares sobresalientes de la excelente producción manufacturera flamenca renacentista y barroca, y más de ochocientos paños de la significativa fabricación española del siglo XVIII.
La formación de esta colección responde al mecenazgo de los príncipes y monarcas de las casas de Habsburgo y de Borbón, y la integran series que reflejan la colaboración de los más ilustres maestros tapiceros —Pieter van Aelst, las sagas familiares de los Pannemaker, Raes, Geubels, Van Tieghem o Vandergoten— con los genios de la pintura europea, que desempeñaron un papel primordial y lograron alzar el arte de la tapicería al rango de las Bellas Artes, Alberto Durero, Jerónimo Bosco, Rafael Sanzio, Pieter Paul Rubens y Francisco de Goya.
La exposición conmemorativa de Rafael coincidirá durante unos meses con la prórroga de la exposición La Otra Corte. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de las Descalzas y la Encarnación, que se celebra en las salas de Exposiciones Temporales del Palacio Real de Madrid hasta enero de 2021. Esta coincidencia ofrece una ocasión excepcional para constatar el influjo de Rafael en la obra de Rubens y comprobar las concomitancias compositivas entre las series de Los Hechos de los Apóstoles y El Triunfo de la Eucaristía. Tapicerías que evidencian la perfección técnica alcanzada por las manufacturas de Bruselas durante los siglos XVI y XVII, y la primacía mundial de la colección de tapices de Patrimonio Nacional.
Monografía sobre las series de Rafael
Además de la exposición, Patrimonio Nacional ha editado con motivo de esta muestra una monografía bajo el título «Tapices de Rafael para la Corona de España», en la que se estudian en profundidad las series de tapices de Rafael conservadas en las Colecciones Reales, ofreciendo además una excelente documentación gráfica de los tapices.
Esta publicación se ha planteado con la ambición de constituirse en la obra de referencia sobre los tapices de Rafael conservados en Patrimonio Nacional, por lo que su alcance va más allá de lo que sería un catálogo de la exposición temporal propiamente dicha.
La Colección Real española de tapices, gestionada y administrada por Patrimonio Nacional, está considerada única en el mundo con más de 3.000 tapices, entre los que se cuentan más de 500 ejemplares sobresalientes de la excelente producción manufacturera flamenca renacentista y barroca, y más de 800 paños de la significativa fabricación española del siglo XVIII.