El Museo Nacional de Antropología (MNA) abre al público la exposición ‘Jarracharra, viento de la estación seca’, que exhibirá hasta el próximo 14 de febrero la obra textil de ocho mujeres artistas aborígenes del Centro de Mujeres de Bábbarra, de la región de Maningrida, en Australia.

Organizada por la Embajada de Australia en Madrid y el MNA, la muestra llega por primera vez a España tras recorrer varios países de Europa y exponerse en el Parlamento Europeo. El recorrido, ejemplo de la diversidad cultural y lingüística de la región de Maningrida, incluye obras de mujeres de nueve grupos lingüísticos diferentes y diecisiete artistas, aunque solo la obra de ocho de ellas ha llegado ahora al Museo Nacional de Antropología.

Las obras combinan el uso de técnicas artísticas contemporáneas, junto a un lenguaje y narraciones tradicionales procedentes de la cultura aborigen australiana, en las que la naturaleza está muy presente. El resultado es un arte lleno de color y de significado, en el que la personalidad y origen de sus artistas encuentra un fuerte reflejo. Las serigrafías, desarrolladas a lo largo de muchos años por generaciones de artistas, muchas de la misma familia, han producido potentes diseños y colores, marcados por la fuerte personalidad de la cultura aborigen australiana.

Centro Bábbarra, refugio para mujeres aborígenes

La región de Maningrida se encuentra en la Tierra de Arnhem, en Australia Occidental, una zona de titularidad exclusiva aborigen donde se sitúa el Centro de Mujeres de Bábbarra. Fundado en la década de los años ochenta por la líder ndjébbana, Helen Williams, el Centro se ha convertido en refugio para mujeres aborígenes y referente en la defensa de sus derechos.

Desde su fundación todas sus integrantes han trabajado en comunidad, reuniendo distintas tradiciones y culturas de la Tierra de Arnhem. El término jarracharra hace referencia al viento frío que anuncia la llegada de la estación seca, momento en que los distintos clanes se reúnen con sus familias y se celebran las ceremonias en las que comparten tradiciones, que se han ido transmitiendo a lo largo de generaciones. Representa una metáfora de la que forma en que trabajan y conviven las mujeres de Bábbarra, y de la forma en que desarrollan su arte.