Bondadosa Crueldad. Centenario de León Ferrari en el Museo Reina Sofía

El proyecto La Bondadosa Crueldad. León Ferrari 100 años surge del acuerdo alcanzado entre la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA) y el Museo Reina Sofía, para dar a conocer la obra de León Ferrari (Buenos Aires, 1920-2013) en Europa, permitiendo a la vez preservar parte de su patrimonio en instituciones de este continente, desde una visión integral que promueva la contextualización y difusión de su legado. la diversidad de técnicas, temas y materiales que Ferrari utilizó en su largo recorrido artístico y que se dará a conocer al público europeo en la exposición que ahora se presenta en Madrid y que posteriormente viajará a Eindhoven y a París.

La exposición, cuyo título la bondadosa crueldad, se corresponde con el de un libro de poemas y collages que el artista publicó en el año 2000 y dedicó a su hijo Ariel, desaparecido durante la dictadura argentina, se compone de alrededor de unas 300 obras entre las que se encuentran algunas que forman parte de la importante donación realizada por la familia Ferrrari al Museo Reina Sofía , compuesta por un conjunto de 15 collages, dibujos, escultura, vídeo, y uno de los Juicios finales de su serie Excrementos y de 219 copias únicas de objetos y series de León Ferrari, entre las que destaca la instalación La Justicia/V Centenario de la Conquista de América.

Experimentación formal y compromiso político como potencia crítica para el presente

La bondadosa crueldad invita a comprender la obra de León Ferrari como “un modo de mirar y de leer la historia de la cultura occidental -según los comisarios de la muestra- como un desmontaje de las pedagogías de la violencia propagadas por la matriz bélico-religiosa de la historia de Occidente.”

El legado de Ferrari, como se puede ver, conforma un extenso repertorio de obras que exploran diversos materiales y lenguajes, para componer y descomponer las retóricas visuales y discursivas del poder, sea este político, religioso o de los medios de comunicación con acciones de apoyo a diferentes causas que Ferrari sostuvo hasta los últimos años de su vida, mostrando así la complejidad de su legado y su potencial crítico para responder a los desafíos de la sociedad actual.

Ferrari propone una incesante experimentación con las formas visuales para incitar a quien las mira a detenerse, a conmoverse, a entender y a tomar posición. En este sentido, la exposición pone el foco en los retornos y reformulaciones de las problemáticas que le obsesionaron tanto en su vida como en su producción artística. Para ello usa materiales dispares que van desde el yeso al cemento, pasando por la madera y el alambre en sus esculturas, objetos cotidianos en sus instalaciones o diversos pigmentos y tintas en sus dibujos. El artista utiliza estrategias conceptuales en su obra al vincular el dibujo y la escritura, en su “arte visual escrito” y ensaya un pensamiento en imágenes a través del collage.

La exposición intenta subrayar que la obra producida por León Ferrari en los años sesenta -primeros dibujos, collages, acuarelas, esculturas y su vínculo con la escritura y la poesía- ya deja ver una zona de exploración donde se conjugan la experimentación formal, lo poético, lo conceptual y lo político, sin posibilidad de encasillarlo en una tendencia o estilo. De esta manera la exposición invita a desarmar la distinción binaria entre una fase abstracta y una fase política de Ferrari, ya que los dos polos están presentes de manera activa a lo largo de toda su trayectoria, con una singularidad propia.

El recorrido por la constelación Ferrari: Una compleja trama entre arte, política y vida

La exposición propone un itinerario no lineal por la obra de León Ferrari en torno a grandes ejes conceptuales que no siguen un orden cronológico, sino que se entrecruzan y resignifican de una sala a otra.

La muestra arranca con una sala que, bajo la denominación de La justicia y los juicios, acoge, entre otras, la obra Juicio Final (1994), donada al  Museo, en la que el autor se interroga sobre los límites de la justicia terrenal y la divina proponiendo rupturas de pensamiento. Los trabajos que se pueden ver en este primer espacio fueron concebidos para denunciar la apología de la tortura por parte de la religión y constituyen un dispositivo de co-creación en el que, explican los comisarios, es determinante la asociación entre las aves vivas y toda la serie de indicaciones en torno a su alimentación, digestión y defecación, y los colaboradores humanos: conservadores, restauradores o vigilantes de sala.

En Laboratorio Ferrari, se exhibe la primera etapa de la producción de Ferrari de finales de los cincuenta y principios de los sesenta: algunos de los experimentos realizados por en su laboratorio con compuestos químicos para su práctica artística. Es el momento en que explora el volumen, la escultura y la escritura como herramienta plástica, deformada para dar salida de manera oculta a sus primeros mensajes políticos, como sucede en Carta a un general (1963).

Ferrari investiga con diversas tintas, pigmentos y las posibilidades del color en sus acuarelas, sobre las que hace aparecer las huellas de los collages iniciales, comenzando una sostenida práctica de recortar y reorganizar imágenes y palabras de otros. Es el momento en que explora el lenguaje poético, la espacialidad del volumen y el dibujo que se mimetiza con la escritura. En sus obras sobre papel las formas orgánicas y gestuales unas veces parecen abstracciones y otras aproximaciones a alfabetos legibles o indescifrables.

La técnica de collage y reensamblaje de significados está muy presente en la obra de Ferrari y en el espacio, denominado Arqueología religiosa de la violencia, queda patente a través de La civilización occidental y cristiana (1965), en que el artista identifica la semilla de la guerra con el mensaje de castigo y la intolerancia hacia los que no practican la fe. En este trabajo el autor hace una lectura de la guerra de Vietnam de ahí el Cristo crucificado en un avión de guerra norteamericano que instaló en el Instituto Di Tella en Buenos Aires; con ellos Ferrari buscaba interpelar a una sociedad que, según su criterio, se mostraba apática y naturalizaba la violencia. La decisión institucional de retirar la pieza de su exhibición creo bastante controversia en su momento.

En la serie Relecturas de la Biblia, un conjunto de collages realizados a partir de 1985, Ferrari ensaya el ejercicio inverso: introduce imágenes bélicas, pero también sexuales, de carácter científico y de la cultura pagana, para reescribir iconográficamente los textos religiosos del Antiguo y Nuevo Testamento; aparece la crítica a la misoginia, la homofobia o el no placer femenino. La imagen de la bomba atómica se hace visible en varias piezas de la serie como materialización del infierno en la tierra.

En otro apartado de la exposición, denominado Ideas para infiernos, se puede ver los objetos-infiernos de Ferrari. A través de estas piezas critica la idea de una justicia divina, superior, no humana, pero lo hace utilizando el humor: con variados utensilios domésticos, baratijas y objetos de santería, expone a figuras religiosas a las torturas del infierno: Santos de yeso dentro de una licuadora, o una virgen cubierta de insectos de plástico, conforman, según los comisarios, una serie irónica sobre la justicia divina. Todo ello refleja la idea del artista de que el verdadero infierno es la intolerancia y la fe ciega en ideas inamovibles; el verdadero infierno es mental, es vivir con la idea del castigo eterno.

Continua el recorrido con la sala Desafiar la realidad, en la que se ven reflejadas una serie de iniciativas colectivas de politización artística que alcanzan su punto álgido con la experiencia de Tucumán arde (1968). También se recoge su serie Nosotros no sabíamos (1976), compuesta de recortes de noticias aparecidas en diversos diarios argentinos que dan cuenta de la desaparición de personas, huellas cotidianas del horror expuestas a la vista de todos. Esta importante pieza habla del hecho de que todos somos culpables de algún modo de mirar a otro lado cuando se producen situaciones de crueldad extrema. Se critica el hecho de que mucha gente se escudaba en que “no lo habían sabido”.

La justicia luego renombrada 1492-1992 Quinto centenario de la Conquista, una obra que también ha sido donada al Museo y que conecta procesos históricos como la Conquista y la dictadura para mostrarnos la continuidad de una “violencia ilegítima” que aparece cíclicamente y que la cultura y la barbarie van a menudo asociadas.

A mediados de los noventa Ferrari toma el diario como soporte para realizar su serie de collages Nunca más, en la que expone el desahogo de su experiencia directa con el horror y viene a ilustrar la reedición en fascículos del Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que circuló masivamente con el diario argentino Página12.

Otro de los apartados de la exposición recoge una instalación sonora basada en la puesta en escena de Palabras Ajenas -primer collage literario de León Ferrari realizado en 1965 y 1966- que fusiona temáticas políticas y religiosas en el largo diálogo imaginario entre más de ciento sesenta personajes. Ferrari concibió el texto para ser representado teatralmente, imaginando una obra de 10 horas de duración. Se llevó a escena por primera vez en 1968, en inglés, y en una versión de una hora. La realizada por Ruth Estévez, José A. Sánchez y Juan Ernesto Díaz presentada por primera vez en el teatro REDCAT de Los Ángeles en 2017 y posteriormente en la Universidad Nacional de Colombia y en el Museo Jumex de México, se representó en el Museo Reina Sofía el 14 de abril de 2018. Ahora, por primera vez, se presenta la instalación sonora en sus salas.

La exposición finaliza con un espacio denominado Modos de hacer/Ferrari inmaterial en el que a través de un conjunto de obras que desvelan un recorrido no cronológico por la biografía de León Ferrari, el espectador se enfrenta a una constelación de sus modos de hacer que visibiliza su trayectoria como una compleja trama entre arte, política y vida, a través de obras y documentos inéditos “rescatados” de su archivo personal.

Dos episodios producen quiebras y giros en el proyecto de vida de Ferrari: Un viaje a Italia en 1952, cuando su hija mayor se ve afectada por una meningitis tuberculosa, y el exilio a Brasil a partir de 1976 y la posterior desaparición de su hijo Ariel en febrero de 1977 por las fuerzas represivas del Estado argentino. Ambos acontecimientos ocurren en la frontera entre lo privado y lo público, entre el tiempo de la intimidad y el tiempo histórico, y nos dan las claves para comprender lo que se ha venido a denominar Ferrari inmaterial y muestran que Ferrari vivía su vida como hacía sus obras de arte. partir de estos hechos se despliega en esta última sala un archivo vital de acciones, reflexiones y estrategias que muestran la ingeniería íntima y afectiva de los modos de hacer que desarrolló dentro y fuera del campo del arte.

Ferrari investiga sobre los pigmentos, las líneas o el metal con el mismo virtuosismo que estudia sobre farmacología para dar con la administración correcta de antibióticos para paliar la enfermedad de su hija, o reúne antecedentes para la causa judicial por la búsqueda de su hijo. Los aspectos más burocráticos de su activismo por los derechos humanos o los planos de iglesias en los que colabora con su padre, en la luz en sus collages, grabados y heliografías.

La desaparición de personas en la dictadura argentina; la polémica desatada alrededor de la esfera institucional de la medicina en la década de los cincuenta y sus tácticas para visibilizar la mala praxis en el tratamiento de la meningitis tuberculosa; la relación epistolar que sostuvo a lo largo de su vida con escritores como Rafael Alberti; la influencia y vinculación con su padre, Augusto César Ferrari (1871-1970) pintor, arquitecto, fotógrafo, diseñador y constructor de importantes iglesias de la Argentina o, entre otras, las vinculaciones colectivas desde los sesenta hasta el final de su vida con distintas agrupaciones para denunciar atropellos a los derechos humanos o generar recursos para enfrentar distintas formas de injusticia, están presentes en este último tramo de la muestra. Son procesos inmateriales que dejan huella en su trabajo material y expanden la mirada sobre el compromiso político y ético que marcó su vida y su obra.

León Ferrari

De profesión ingeniero, León Ferrari (Buenos Aires, 1920-2013) se inició en la práctica artística de manera autodidacta en la década de los cincuenta en Roma, donde realizó sus primeras esculturas en terracota. A partir de entonces desarrolló una obra en permanente metamorfosis utilizando todo tipo de materiales y técnicas artísticas. Tras el golpe de Estado en Argentina, se exilió en São Paulo, donde permaneció entre 1976 y 1991. En 1999, su obra es incluida en la exposición Global Conceptualism: points of origin, 1950s-1980s en el Queens Museum of Art de Nueva York, y en 2000 en Heterotopías. Medio siglo sin lugar: 1918-1968, en el Museo Reina Sofía. Esta institución presentó nueve años después la muestra León Ferrari y Mira Schendel. El alfabeto enfurecido. En 2007 el artista argentino obtuvo el León de Oro en la 52ª Bienal de Venecia.

Y un ciclo de cine, Iconoclastia ilustrada: León Ferrari y el audiovisual

Entre el 16 de diciembre, 2020 y 4 de febrero, 2021 el Museo ha programado, coincidiendo con la exposición dedica al artista argentino, un ciclo audiovisual que va a contar en su sesión inaugural con un encuentro con los comisarios de la exposición y la proyección de una selección de piezas audiovisuales que presentan la figura de Ferrari desde una perspectiva biográfica, cultural y artística, entendida desde las dinámicas propias de un marco geográfico específico argentino y latinoamericano.

A través de las sucesivas proyecciones que conforman el ciclo, en las que se utilizan diversos lenguajes y géneros audiovisuales, se busca visibilizar los vínculos de Ferrari con otros artistas y profesionales del medio, dando cuenta de las repercusiones que tuvieron aquellos en su carrera. En este sentido se va a conocer a León Ferrari en sus más variadas facetas creativas y en diferentes roles: productor, actor y entrevistado. En estas proyecciones y desde diversos formatos, el espectador podrá acercarse a su visión crítica y siempre polémica respecto a las injusticias sociales y políticas de Argentina, Latinoamérica y el mundo occidental y cristiano.

LA BONDADOSA CRUELDAD-LEÓN FERRARI, 100 AÑOS
FECHAS: 15 de diciembre 2020– 12 abril de 2021
LUGAR: Museo Reina Sofía (Madrid). Edificio Sabatini, 4ª Planta
ORGANIZACIÓN: Exposición organizada por el Museo Reina Sofía, Madrid, el Museo Van Abbe, Eindhoven, y el Museo Nacional de Arte Moderno Centro Pompidou, París, en colaboración con la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA), Buenos Aires.
COMISARIOS: Fernanda Carvajal, Javier del Olmo, Andrea Wain y equipo FALFAA
COORDINACIÓN: Carlota Álvarez-Basso
ITINERARIO: -VAN ABBEMUSEUM, Eindhoven: 8 de mayo 2021- 26 de septiembre 2021 -CENTRE POMPIDOU, París: abril – agosto 2022

Logopress - Editor

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