El 31 de enero de 2021 será recordado en Aguilar del Río Alhama (La Rioja) como un día infausto: el del hundimiento total y definitivo del palacio de Inestrillas, del siglo XVIII. El inmueble, que quedó reducido a cascotes, llevaba en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra desde diciembre de 2007. Lamentablemente, la denuncia no fue escuchada, y la emblemática edificación del siglo XVIII se ha venido abajo, quedando reducida a escombros.
El Comité Científico de Hispania Nostra, encargado de estudiar todas las solicitudes de inclusión de bienes en la Lista Roja, ha determinado que el palacio de Inestrillas se ha perdido irremisiblemente, por lo que pasa a integrar la Lista Negra del Patrimonio, que recoge todos aquellos monumentos de la Lista Roja que han desaparecido o en los que se han alterado sus valores esenciales de manera irreversible. Sólo 9 monumentos integran hasta el momento el citado listado, y el palacio de Inestrillas es el primero de La Rioja en entrar en él.
“Cuidad de vuestros monumentos y no tendréis necesidad de restaurarlos”, afirmó el escritor y crítico de arte John Ruskin ya en el siglo XIX. España es el tercer país del mundo en elementos considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por detrás tan solo de China e Italia. Este riquísimo legado de siglos nos ha configurado, y es nuestro deber cuidarlo, protegerlo y fomentarlo. Por eso, Hispania Nostra hace un llamamiento a las autoridades civiles, a las asociaciones y a la sociedad en general para que descubramos este inmenso patrimonio y lo cuidemos como merece.
El palacio que ya no existe
La ficha de la Lista Roja del palacio de Inestrillas recogía que “se trata de un edificio singular, construido en el siglo XVIII, con una fachada orientada hacia el sur, prácticamente pegada al farallón rocoso. Todas sus habitaciones aprovechan la concavidad de la roca o han sido excavadas en ella. La fachada, de doce metros de anchura por veinte de alto, está hecha en mampostería con huecos para ventanas y aspilleras. Interiormente, se distribuye en tres plantas. Una planta baja dedicada a cuadras, planta primera con la cocina y las habitaciones y una superior, más tosca y abierta al exterior, albergaba una cambra, columbarios y palomares. Forma parte de un conjunto rupestre donde existen otras interesantes edificaciones que conformaban un típico poblado altomedieval, la primitiva Inestrillas o la Finistriellas de los documentos.
Perteneció a Pedro González de Castejón y Salazar, Marqués de González de Castejón, ministro de Marina de Carlos III en el siglo XVIII. Abandonado y en ruinas, se va desmoronando con el paso del tiempo. Se ha desprendido ya una parte de sus muros en los que existían varias hileras de columbarios, perfectamente construidos. Existe riesgo de hundimientos y desaparición total”. Lamentablemente, la predicción que se hizo entonces se ha cumplido.
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