Ha fallecido esta madrugada en un hospital de Madrid el pintor Luis Feito, a los 91 años, tras sufrir una neumonía a causa del Covid. Todo el mundo del arte expresó ayer su pesar por la muerte del artista, así como el ministerio de Cultura y Deporte y el Museo Reina Sofía, que además de albergar obras del artista en su Colección, le dedicó una gran retrospectiva en 2002. Entre sus obras más recientes cabe destacar los grandes lienzos que cuelgan en el Monasterio de El Paular, en Rascafría (Madrid).
El artista Luis Feito (Madrid, 1929-2021) es pionero de la Abstracción a comienzos de la década de los cincuenta, época en la que participa en el grupo El Paso y sienta las bases de su obra. Tras las exposiciones de Antonio Saura, Gerardo Rueda, Lucio Muñoz, Rafael Canogar y Antoni Tàpies celebradas con anterioridad, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presentó otra de las extensas y decisivas trayectorias para el arte español de la segunda mitad del siglo XX. Esta gran retrospectiva de Feito en 2002 reunió noventa y cuatro lienzos y un centenar de obras sobre papel en ocho bloques cronológicos, que permitieron al visitante generar una visión de conjunto de la aportación del artista madrileño.
El recorrido de la exposición comenzaba con las pinturas lineales de los años 1952 a 1955, que abrieron el camino para la aparición de la abstracción en su obra. No obstante, la referencia a lo real no se elimina completamente. Las piezas dejaban constancia en estos momentos de una tensión existente, para eliminar el rastro que las une con el mundo empírico. Durante 1956 y 1958, el artista realiza bastantes obras de fuerte componente informalista que, aunque suponen su desconexión definitiva con la representación de la realidad, conservan una geometría latente en todas ellas.
Su trabajo evoluciona a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, en el desarrollo de formas similares a galaxias, en las que domina la presencia del círculo. Sus pinturas reflejan una conexión directa con lo informe, con el caos originario. Las formas orgánicas y el contraste cromático de rojos, amarillos y fucsias intensos con colores apagados predominan durante esta década, que concluye con una innovación en el soporte. Feito comienza a unir dos telas como estrategia compositiva tal y como se aprecia en muchos de sus cuadros.
La década de los setenta es un periodo de investigación que termina en series de lienzos monocromos durante los años 1978 y 1979. Feito reduce y replantea sus parámetros pictóricos, y elimina elementos presentes en sus obras. Se trata del comienzo de un momento de crisis, que coincide con su traslado de París, (ciudad en la que vive desde 1956), a Nueva York y Montreal, lugares que le permiten evaluar con distancia el peso de la tradición europea y empezar de cero. Feito emplea de modo excepcional el dorado. Al tiempo, reafirma una relación compleja entre el marco y el interior de sus composiciones, que generan una geometrización llamativa, muy alejada de la espontaneidad del gesto de sus primeras obras. Desde la radicalidad de la geometría como ejercicio de problematización de su pintura, el artista vuelve a incorporar progresivamente la gestualidad hacia finales de los noventa, que permanece hasta sus últimas creaciones.
El conjunto de pinturas de esta exposición en el Reina Sofía, representaron ampliamente su producción de los años sesenta que se completaba con otras cien piezas, trabajadas con acuarela, acrílico, óleo y tinta china sobre papel, reflejando la comunión del campo de ensayo del dibujo y su investigación en la pintura. Sus obras están expuestas en los más importantes museos nacionales e internacionales y ha recibido premios tan destacados como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Era miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y en 2018 fue reconocido con el premio Nacional de Arte Gráfico.
