Han resistido el paso de mil años, pero la iglesia y la casa rectoral de Sant Quintí, en Montclar (Barcelona) se encuentran abandonadas y en estado de ruina, sin tejados, con un deterioro progresivo, con grietas profundas en las paredes y sin ningún mantenimiento. Corre el peligro de colapso total. Por todos estos motivos, acaban de ser incluidas en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra (www.listarojapatrimonio.org) y que recoge más de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.
Esta iglesia ha sido documentada desde el siglo XI. Ya en el año 1020 aparece mencionada en una venta hecha por Guinedell a un tal Ramón, de una propiedad al término del castillo de Avià, por la cantidad de trescientos sueldos de oro y plata, caballos y mulas. En dicha venta se cita como uno de los límites de la propiedad la iglesia de Sant Quintí, diciendo así: «te de meride ad ipsa eclesia sancti Quintini». Durante el siglo XVIII todavía se mantenía el culto, aunque actualmente ya no se practica y se encuentra en semirruina.
En la actualidad pertenece al Municipio de Montclar y al obispado de Urgell. En el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona se conserva una lipsanoteca, la nº 295, proveniente de esta iglesia y de aspecto bastante rudimentario. En el Archivo Diocesano de Solsona se conserva del año 1673 el Libro o manual de cuentas dadas por la priora de Sant Quintí, Mariana Ribera alias Pujol y el Libro o manual de cuentas en relación a las obras de Sant Quintí, realizado por Josep Soler, masovero de la casa de Sant Quintí. También se puede encontrar el libro de bautismos y defunciones del periodo comprendido entre 1567-1652 de San Martín de Montclar, dependiente de Sant Quintí.
La iglesia cuenta con una sola nave cubierta con bóvedas de cañón. El ábside es semicircular y está cubierto con cuarto de esfera y orientado a levante. En origen, la cubierta se componía de teja árabe a doble vertiente, pero actualmente está totalmente derrumbada y únicamente quedan los arranques del perímetro. Los muros interiores descargan su peso sobre dos arcos de medio punto, cerca de la cabecera de la iglesia. Todavía conserva parte del antiguo enlucido de cal con leves trazas de policromía mural datada en el siglo XVI.
En los muros laterales se levantan dos arcos de acceso: el de la derecha se construyó para comunicar la nave de la iglesia con un nuevo cuerpo exterior que configura la sacristía. Esta es de planta rectangular, sobresaliendo de la nave de la iglesia y cubierto con tejado a doble vertiente. En la fachada de poniente, al extremo de la nave, hay un campanario con espadaña. De esta, actualmente, solo se conserva un arco bastante malogrado pero que había sido de doble apertura. Las campanas no se han conservado.
La segunda apertura se encuentra en el centro del ábside, donde hay una ventana de arco de medio punto. En el exterior, el ábside posee una cornisa que recorre el perímetro por debajo del arranque del tejado. Restan fragmentos del enlucido externo. Junto a la iglesia hay un edificio con estructura de masía que hacía funciones de vicaría.
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