La Catedral de Segovia recupera su tradicional villancico a San Frutos, un acto que conjuga devoción con tradición. El Paso de la Hoja del Libro de San Frutos tendrá lugar en el enlosado de la Catedral mediante un video mapping.
El próximo lunes 25 de octubre se celebrará la solemnidad de San Frutos, Patrón de la Diócesis de Segovia y de la Catedral. El Cabildo ha decidido recuperar el tradicional villancico al Santo en el trascoro del templo, después de su suspensión el año pasado con motivo de la crisis sanitaria.
En esta ocasión, la pieza musical compuesta en 1847 por Antonio de Hidalgo, quien fuera niño de coro y organista de la Catedral de Segovia, se entonará a las 12:00 horas ante un aforo limitado. Se desplegarán sillas en los pies del templo, junto al retablo que alberga la urna con las reliquias de San Frutos, para que el público asistente pueda escuchar el villancico sentado y, de esta forma, garantizar que se cumplan todas las medidas de seguridad. A continuación, se celebrará la Santa Misa en honor al santo segoviano, presidida por el obispo de Segovia, D. César Franco, en el Altar Mayor.
El templo abrirá al turismo desde las 14:00 hasta las 18:30 (último pase media hora antes del cierre), y las visitas guiadas a la torre quedan reducidas a los pases de las 15:00 y 16:30.
Historia de San Frutos
San Frutos nació en Segovia en el año 642, durante la época visigoda, y se estima que su muerte se produjo en 715, cuando la provincia ya estaba bajo dominación musulmana. El recibimiento de la herencia paterna hizo al Santo y a sus hermanos, Valentín y Engracia, reflexionar acerca de la caridad y el servicio a Dios. Por eso, decidieron dejar sus bienes a los más necesitados y abandonar su hogar para vivir como eremitas en el entorno de las hoces del río Duratón.
En ese paraje tan emblemático, los tres hermanos construyeron una ermita cada uno. En la actualidad solo se conserva la Ermita dedicada a San Frutos, un templo que data del siglo XII y que fue construido sobre la ermita visigótica fundada por el Santo en el siglo VII.
En esta zona fue donde tuvieron lugar los cuatro milagros que se le atribuyen a San Frutos. El primero de ellos, la transformación de unos tomos prestados en bestias de carga para la edificación de un santuario. El segundo, la apertura de una grieta con su báculo para proteger a los cristianos que habían acudido a su ermita para salvarse de los sarracenos (actualmente en la hendidura, conocida como cuchillada de San Frutos, hay un puente que permite cruzarla). El tercero, la demostración de la presencia de Cristo en la Eucaristía a un sarraceno al ocultar una hostia consagrada en la comida de un burro y que el animal se arrodillarse ante ella. El cuarto y último milagro, producido post mortem, salvar de la muerte a una mujer que fue lanzada por su marido desde una de las hoces al sospechar de su infidelidad.
En toda la provincia de Segovia son muchas las referencias, tradiciones y edificaciones dedicadas a San Frutos. Cada 25 de octubre, la Ermita, situada a 65 kilómetros de la capital segoviana, se convierte en un lugar de peregrinación al que muchas personas acuden, atraídas por la historia del Santo.
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