El Instituto Cervantes celebró este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, con un legado colectivo que entregaron en la Caja de las Letras nueve mujeres relevantes en ámbitos como el arte, la literatura, la gramática, la música o la ciencia. Las artistas Cristina Iglesias y Lita Cabellut, las escritoras Gioconda Belli, Laura Restrepo y Maruja Torres; la lexicógrafa María Moliner (representada por su nieta), la actriz Aitana Sánchez-Gijón, la investigadora María Vallet-Regí y la cantaora Carmen Linares protagonizaron este simbólico acto sin precedentes en el Cervantes que evidencia el respaldo del Instituto a la igualdad de derechos entre ambos sexos.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, clausuró este homenaje a la mujer, que introdujo la secretaria general del Cervantes. Carmen Noguero lamentó que la situación de la mujer siga lastrada por la desigualdad: “Queda mucho por hacer, y también es mucho lo andado en poco tiempo”, afirmó. Este acto “demuestra que el talento puede superar las barreras”. El cambio de mentalidad de la sociedad, agregó, “sería impensable sin la contribución de mujeres como estas”.
Una tras otra, las nueve legatarias –tras ser presentadas en el salón de actos por otras tantas directivas, todas mujeres, del Instituto–, fueron depositando a continuación sus respectivos legados en la Caja de las Letras.
Primera edición (1966) del “Diccionario de uso” de María Moliner
La primera fue la gran filóloga María Moliner (1900-1981), representada por uno de sus 13 nietos, Genoveva Pitarch, quien dejó en la caja número 729 un legado in memoriam formado por los dos tomos de la gran obra por la que la lexicógrafa aragonesa pasó a la Historia: el Diccionario de uso del español.
Se trata de dos gruesos volúmenes de la primera y original edición de este imprescindible Diccionario, publicada por vez primera en 1966. Visiblemente emocionada, su nieta recordó el lado humano de la incansable archivera y bibliotecaria que contribuyó con su callado trabajo a hacer más claro y fácil el uso correcto de nuestra lengua.
La novelista y poeta nicaragüense Gioconda Belli dejó en la caja 683 hasta el año 2032 su primer libro original de poesía que publicó en 1973, así como otro volumen, algunos poemas manuscritos y, como objeto más personal, un gran colgante con forma de mariposa.
Belli recordó que tuvo que salir de su país en junio del pasado año ante las amenazas del régimen de Managua, una situación de exiliada que comparte con el también escritor nicaragüense Sergio Ramírez, que asistió al homenaje. Por eso, apuntó que en el futuro podrá ampliar su legado con obras de su giocoteca, como ejemplares firmados por García Márquez o Julio Cortázar. Belli leyó un breve texto suyo sobre qué significa haber sido creada mujer, y agradeció al director del Cervantes, Luis García Montero, por contribuir a frenar “la invisibilización que por siglos ocultó los nombres de mujeres en la literatura”.
“Como si Dios hubiera apagado la luz”
La artista multidisciplinar Lita Cabellut dejó un ejemplar de Bodas de sangre, que ella ilustró en una espectacular edición de Artika de grandes dimensiones, con 120 páginas en dos cuerpos. Lo dejó en la caja 1250, una de las más grandes de la antigua cámara acorazada, donde quedará de forma permanente.
También quiso dejar las botas que llevaba puestas, que son las que estrenó y usó mientras creaba esa serie artística. Cabellut, residente en los Países Bajos, dijo que en estos momentos de tensión internacional “necesitamos más que nunca el arte y la fuerza de mujer”. “Sin el arte, es como si Dios hubiera apagado la luz”, agregó.
Otra reconocida artista, Cristina Iglesias, legó en la caja 726 un libro que editó en 2007, con una tirada de 35 ejemplares, titulado Liburu hau da itxasoco nabigacionecoa. Contiene el texto poético original en euskera de 1547 de Martin Hoyazabal (y su traducción al castellano) con las coordenadas para que los pescadores vascos pudiesen llegar a faenar a Terranova. La escultora y grabadora explicó que el libro contiene también cinco grabados suyos sobre dicho texto, que asimismo componen la obra escultórica Brújula de medianoche (2008), instalada junto a la sede del Parlamento Vasco.
Carmen Linares, cantaora de flamenco, dejó a perpetuidad en la caja número 700, entre otros materiales, el doble CD-DVD de La mujer en el cante, que publicó en 1996 y que recoge todos los cantes que han creado y recreado las mujeres a través de la historia del flamenco, con 27 estilos diferentes.
Linares, verdadera leyenda del flamenco, única mujer que ha ganado el Premio Nacional de Música por ese arte, dejó también el traje (colocado sobre un maniquí) y los zapatos con los que actuó en la presentación de esa obra el 29 de abril de 1997 en el Teatro Monumental de Madrid. Todo ello se guardará en la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes, en Alcalá de Henares (Madrid).
Camisita del poeta Silva recién nacido (1865)
Laura Restrepo dejó la camisita de algodón bordado que le pusieron al gran poeta colombiano José Asunción Silva (1865-1896) en su primer día de vida. Una mínima camisita que recibió la madre de Restrepo, Helena Casabianca, de una persona (Elvira Martínez) muy ligada a la familia de Silva. El poeta se suicidó a los 30 años de edad. Un día antes de pegarse un tiro en el pecho, le había pedido a su médico de cabecera que le dibujara sobre la camisa el lugar preciso del corazón.
La novelista y periodista colombiana dejó dicha prenda blanca (a la que colgó un corazoncito rojo) en la caja 699, que se abrirá el 24 de mayo de 2026, coincidiendo con el 130.º aniversario de la muerte de Silva.
A petición de Restrepo, Luis García Montero declamó Nocturno tercero, considerado “uno de los más bellos poemas” de Silva. Esta fue la única intervención del director del Cervantes en este homenaje con protagonismo exclusivamente femenino.
La intérprete de cine y teatro Aitana Sánchez-Gijón depositó en la caja 727, como donación permanente, dos libros de Rafael Alberti: El hombre deshabitado, que fue uno de los primeros montajes teatrales de la actriz, y el volumen Teatro, una edición de 1959 con dibujos del poeta andaluz y dedicado a una pareja de amigos cuando se encontraba exiliado en Buenos Aires.
También quiso dejar un collar de la diseñadora Helena Rohner que usó en la representación, durante casi dos años, de la comedia teatral Un dios salvaje, de Yasmina Reza. Y concluyó leyendo el poema Guerra, de Miguel Hernández.
Maruja Torres, legó en la caja 698 de forma permanente tres libros: uno suyo (Esperadme en el cielo) y dos de sendos escritores y amigos suyos de Barcelona: Los mares del Sur, de Manuel Vázquez Montalbán, y un volumen de la trilogía El peso de la paja, de Terenci Moix. Ambos “me hicieron como soy”, dijo la periodista y escritora, para recordar después a la también fallecida Almudena Grandes: “Almudena, la que no fue virgen, la nuestra”.
Investigación sobre biomateriales
Por último, el mundo de la ciencia en femenino estuvo representado por la investigadora y profesora María Vallet-Regí, que dejó en la caja 725 tres libros en castellano: dos sobre biomateriales (su especialidad, uno coescrito con un traumatólogo y otro más divulgativo reescrito por ella “para que se entienda”) y otro volumen sobre Marie Curie, de cuya segunda edición escribió el prólogo. También dejó varias separatas en inglés sobre sus investigaciones y trabajos, que dan fe de “lo que en 20 años hemos conseguido”.
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital cerró este acto que calificó de “tremendamente emocionante”. Es un día para estar orgullosos, dijo Nadia Calviño, porque España lidera los avances en igualdad. La incorporación de la mujer a los ámbitos cultural y laboral, económico, político y empresarial es uno de los principales motores de la modernidad y la justicia, declaró, debe ser uno de los pilares de la recuperación económica, reduciendo la brecha salarial y avanzando en equiparación entre hombres y mujeres. En cuanto al español, “es nuestro activo inmaterial más valioso y poderoso”, por lo que debemos desarrollar nuevas tecnologías que piensen en español.
Foto de familia tras la entrega del legado múltiple. Desde la izquierda, Carmen Noguero, Cristina Iglesias, Lita Cabellut, Genoveva Pitarch (nieta de María Moliner), Maruja Torres, Nadia Calviño, Aitana Sánchez-Gijón, Luis García Montero, María Vallet-Regí, Carmen Linares, Gioconda Belli y Laura Restrepo. Foto: Instituto Cervantes / Miguel Alcalde.