Con el fin de reforzar la cooperación cultural entre España y Latinoamérica, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ha mantenido en México diversos encuentros bilaterales con homólogos de varios países, aprovechando su participación en Mondiacult 2022, la Conferencia Mundial de UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible. Entre otras propuestas, ha planteado a México, Perú, Chile, Colombia, Bolivia y Uruguay una línea de trabajo compartido para poner en marcha, de forma conjunta, una exposición en torno a la historia de la fragata Nuestra Señora de la Mercedes y su cargamento.
Para ello, Iceta ha defendido la necesidad de colaboración entre los países implicados de modo que, desde la cooperación y el entendimiento entre Latinoamérica y España, se pongan en valor la historia y la cultura comunes. Así, se trabajaría un proyecto museográfico conjunto, cuyos detalles habría que determinar, con el objetivo de realizar una muestra compartida e itinerante.
Iceta ha recordado que la aparición del conjunto de materiales recuperado del pecio Nuestra Señora de las Mercedes evoca un momento concreto en el que las relaciones políticas, comerciales y culturales entre España y América eran muy estrechas. Por tanto, las relaciones y la conexión entre los países vinculados a este hallazgo que se mantiene hoy en día, deben permitir, a su juicio, desarrollar proyectos conjuntos desde la cooperación y la colaboración entre todos. El proyecto hace referencia a los países por los que pasó la fragata (Perú y Uruguay) o en los que se acuñaron las monedas y circularon (Perú, Bolivia, Colombia, Chile y México).
En concreto, los lugares en los que la fragata atracó durante su última travesía fueron El Callao (Perú) y Montevideo (Uruguay). Atendiendo a los caudales transportados, se estima que la inmensa mayoría fueron acuñados en la Real Casa de Moneda de Lima (Perú). Esta aportación es seguida cuantitativamente por las acuñaciones de Potosí (Bolivia). También hay piezas procedentes de las cecas de Popayán (Colombia), México y Santiago de Chile.
El ministro ha compartido la propuesta en los encuentros bilaterales mantenidos con la secretaria Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto, la ministra de Cultura de Perú, Betssy Chávez, la ministra de Cultura de Chile, Julieta Brodsky; la ministra de Cultura de Colombia, Patricia Ariza; y la ministra de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización de Bolivia, Sabina Orellana. El encargado de plantear el proyecto a Uruguay ha sido el director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Isaac Sastre, quien mantuvo una reunión con la directora Nacional de Cultura de Uruguay, Mariana Wainstein.
Hechos históricos
La fragata Nuestra Señora de las Mercedes tiene como contexto la situación de inestabilidad que había entre España e Inglaterra sobre el tránsito de mercancías del siglo XVIII al siglo XIX. Por temor al bloqueo inglés, desde 1796 se habían ido acumulando en Lima una serie de bienes y caudales que esperaban el momento propicio para su transporte a España. Con la firma de la Paz de Amiens, en 1802, el monarca español, Carlos IV, dispone el envío de una flota para recoger estos caudales. En 1803, desde Ferrol parten dos fragatas de guerra, la Clara y la Mercedes, rumbo al Callao (Lima). En marzo de 1804, ambas fragatas, junto a la Asunción y la Fama, zarpan de El Callao con los caudales acumulados en Lima, atracando en Montevideo (Uruguay), donde la Asunción será sustituida por la Medea. Desde allí, esta pequeña flota se embarcará ya con destino a España.
Inglaterra, al entender que los caudales embarcados podrían servir para sufragar a Francia en la contienda que, desde 1803, mantenía con su nación, se dispuso a apresar dicha flota. Una escuadra británica en las costas del Algarve portugués inició un ataque durante el cual fue alcanzado el depósito de la munición de la Mercedes, que explosionó, falleciendo la mayoría de sus tripulantes y pasajeros, al tiempo que su carga se hundía en el Atlántico. El resto de las fragatas españolas fueron apresadas y conducidas a Inglaterra. Como consecuencia directa de estos hechos, se inicia un nuevo conflicto bélico entre España, aliada con la Francia napoleónica, e Inglaterra, una de cuyas consecuencias más renombradas será la batalla de Trafalgar, en 1805.
Hallazgo del pecio y pleito sobre su propiedad
En mayo de 2007, la empresa estadounidense Odyssey anunció el descubrimiento de un pecio con un gran cargamento de monedas. El Gobierno de España, al sospechar que dicho hallazgo podría formar parte de un navío de la Armada Española, inició un largo pleito que se resuelve en 2012 a su favor. Los fundamentos jurídicos en los que se basaba el pleito se nutren en los principios de la normativa marítima y la Convención de la Unesco de 2001, que dispone que los bienes asociados a buques de estado pertenecen a la nación que enarbolaba el pabellón de una nave en el momento de su hundimiento. Este era el caso de Nuestra Señora de las Mercedes, un navío de guerra de la Armada Española hundido en misión oficial mientras transportaba bienes y caudales a España.
Paralelamente, y sobre esta base jurídica, los objetos integrados en el pecio pasarían a formar parte del Patrimonio Histórico Español, encontrándose por lo tanto al amparo de la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español. Con posterioridad a la recuperación del conjunto expoliado, los objetos que lo integraban, en su gran mayoría de naturaleza numismática, se depositaron por Orden Ministerial del 21 de mayo de 2014 en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQVA, situado en Cartagena (Murcia). Asimismo, se iniciaron una serie de campañas arqueológicas en el pecio, encaminadas a su mejor conocimiento científico.
Piezas arqueológicas
Entre los objetos recuperados, lo más destacado es el ingente conjunto numismático (los caudales) transportado por la fragata con destino a España: cerca de 600.000 monedas, de las que la mayoría eran de plata y unas 200 monedas de oro. A estos objetos se suma un lote de materiales que la empresa debió recabar de modo colateral. Entre 2016 y 2018, se recuperaron una serie de ejemplares que la empresa dejó en el sitio por considerar, bien que entrañaban un valor material menor, que podrían contribuir a la identificación del navío, o bien que resultaban simplemente difíciles de extraer. Entre ellas, destacan dos grandes piezas de artillería de bronce, ya obsoletas en aquel momento.