Invitada de la temporada del Gran Teatre del Liceu, la creadora Flávia Junqueira ha desarrollado una instalación onírica y poética en la Sala Gran del Liceu donde los protagonistas son los globos. Una oportunidad única para ver esta obra que cambia el paisaje de la Sala para convertirla en una auténtica escenografía transitoria.
Junqueira nos introduce en escenas ilusorias e imaginarias que transportan a la infancia, combinando realidad y fantasía, lo físico y lo alegórico y el presente y el pasado.
La narrativa visual de Junqueira investiga sobre aspectos vinculados a la representación y sus vínculos con la historia. Aunque son extremadamente pictóricas, sus fotografías tienen un interés mucho más escultórico. Al ocupar lugares históricos con globos, se crean delicadas celebraciones de la impermanencia.
Aunque la escenografía tenga una apariencia lúdica y de festividad, la artista construye una crítica a la disfuncionalidad de los sistemas artísticos, arquitectónicos y políticos a través de su delicada metáfora. Un paisaje transitorio que representa un salto al vacío, una reflexión sobre la superficialidad/fragilidad de los tiempos actuales y un estímulo que todo ocurre.
La instalación de la artista, en primicia en un teatro europeo, es el perfecto vehículo para abrir el debate sobre las distintas aproximaciones de lo que es la cultura: reflexión o entretenimiento. Flávia, ilumina este debate con la estética de su obra que invita a realizar una regresión a la infancia.
El Teatre también da la posibilidad de visitar la instalación al público. Se ha realizado un sorteo para que 70 personas puedan visitar la obra del artista.
Ésta es una de las propuestas destacadas del proyecto artístico de Víctor Garcia de Gomar, que apuesta por hacer del Liceu un centro de las artes donde el sujeto principal sea la ópera, pero en el que también confluyan otras disciplinas.
Flávia Junqueira (São Paulo, 1985), una de las artistas brasileñas más notables de la escena artística latinoamericana, expone por primera vez en un teatro europeo una de sus creaciones efímeras.
La artista ha utilizado aproximadamente 1500 de globos de aire para llenar la Sala Gran del Liceu y crear una sensación de contraste entre la permanencia del espacio y la fragilidad y volatilidad del globo flotante. Se despliega, de la misma forma, una divergencia estética entre los globos, que son elementos propios símbolo pop, y el espacio neobarroco de la sala.
Esta acción artística, que ha reproducido en diferentes equipamientos culturales del mundo, nació hace tres años, cuando Junqueira inició una investigación artística para catalogar a través de su singular mirada los principales teatros de su país. Introdujo elementos disruptivos y anacrónicos —como los globos, el confeti o las pompas de jabón— para crear otras realidades. Son muy famosas sus piezas en espacios de la Belle Epoque Tropical, desarrollada en Brasil entre los siglos XIX y XX; en concreto del Teatro Amazonas, el Palau dos Cedros y el Parc Lage.
Esta investigación se amplía en 2022 en Europa, gracias al apoyo de su galerista Flor Reiners.
Junqueira elabora escenas donde se combinan lo real y lo ficticio, lo físico y lo alegórico, el presente y el pasado, el adulto y el niño; donde la historia se convierte en memoria. Es creadora de paisajes imaginarios caprichosos y festivos, en los que el espectador se sumerge en el escenario lejano de la propia cultura, sintiendo el peso de la historia y escuchando el silencio del pasado.
Flávia Junqueira construye, pues, un trabajo que investiga los aspectos vinculados a la representación y sus vínculos con la historia. Aunque son extremadamente pictóricas, sus fotografías tienen un interés mucho más escultórico. Al ocupar sitios históricos con globos, se crean delicadas celebraciones de la impermanencia. Junqueira da vida a estos sitios buscando una escenografía espacial, aunque aparentemente lúdica; la artista construye una crítica a la disfuncionalidad de los sistemas artísticos, arquitectónicos y políticos a través de su delicada metáfora. Un paisaje transitorio que representa un salto al vacío, una reflexión sobre la superficialidad de los tiempos actuales y un estímulo que todo ocurre.
Las escenografías de Junqueira se caracterizan por su precisión a la hora de introducir los diferentes elementos como los globos o caballitos de carrusel. Ella y su equipo trabajan durante horas para que el espacio adopte una forma perfecta y que más tarde será capturado por una fotografía. No hay ningún detalle dejado al azar. Al igual que existe un minucioso trabajo de investigación previo sobre la historia del espacio que acoge la sutil metáfora escondida en cada una de las piezas.