Hipómenes y Atalanta Guido Reni Óleo sobre lienzo, 206 x 279 cm h. 1618-19 Madrid, Museo Nacional del Prado

Esta ambiciosa exposición incluye casi un centenar de obras procedentes de más de 40 museos, instituciones y colecciones públicas y privadas en Europa y América para ofrecer una completa visión de la trayectoria de este gran artista boloñés del siglo XVII y llamar la atención sobre su decisiva contribución en la configuración del universo estético del barroco europeo.

Del 28 de marzo al 9 de julio en las salas A y B del edificio Jerónimos, los visitantes de esta exposición, que cuenta con la colaboración del Städel Museum, tendrán la oportunidad de contemplar importantes realizaciones poco vistas fuera de sus localizaciones habituales, como el imponente Triunfo de Job, procedente de la catedral de Nôtre-Dame de París, junto a otras más renombradas, como la Inmaculada Concepción del Metropolitan Museum of Art de Nueva York; la Cleopatra de The Royal Collection de Londres, Dibujo y color del Musée du Louvre de París; o Salomé con la cabeza de San Juan Bautista y Magdalena penitente de las las Gallerie Nazionale d’Arte Antica di Roma (Palacios Barberini y Corsini).

A estas y otras obras maestras se unen las del propio Museo del Prado, muchas expresamente restauradas para la ocasión como San Sebastián, Hipómenes y Atalanta, Muchacha con una rosa o Virgen de la silla.

David decapitando a Goliat Guido Reni Óleo sobre lienzo, 174,5 x 133 cm h. 1606-7 Remagen, Arp Museum Bahnhof Rolandseck

El Museo Nacional del Prado y la Fundación BBVA presentan “Guido Reni”, una exposición, comisariada por David García Cueto, Jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 en el Museo Nacional del Prado, que reúne casi un centenar de obras procedentes de 40 entidades culturales de todo el mundo para llamar la atención sobre la decisiva contribución de este maestro boloñés en la configuración del universo estético del barroco europeo.

Lo hace atendiendo a las más recientes aportaciones historiográficas y prestando especial atención a su vínculo con España, perceptible tanto en el coleccionismo de la corona y la aristocracia como en la influencia de sus exitosos modelos iconográficos en artistas fundamentales del llamado Siglo de Oro. En esta exposición se podrán contemplar por primera vez la obra Hipómenes y Atalanta conservada en el Prado junto a la versión de Capodimonte; San Sebastián, tal y como lo concibió el artista, despojado del gran repinte que ampliaba el paño de pureza que cubría su cuerpo; La predicación de San Juan Bautista perteneciente a las Madres Agustinas de Salamanca, recién incorporada al catálogo del artista; o la inédita Baco y Ariadna, de una colección particular suiza.

De izquierda a derecha: David García Cueto, comisario de la exposición; Silvia Churruca, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Fundación BBVA; Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, y Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado, durante la presentación. Foto © Museo Nacional del Prado.

Esta amplia representación de la obra de Reni será expuesta en estrecho diálogo con una selección de pinturas y esculturas de otros autores que pretenden poner de manifiesto las influencias principales que el maestro recibió en la forja de su personalidad y las que ejerció en otros creadores de su tiempo.

Asimismo, una notable selección de dibujos de Reni permitirá valorar la riqueza y belleza de su proceso creativo. Esta iniciativa expositiva, también, pone de manifiesto la renovada vivacidad de los estudios sobre este gran pintor del siglo XVII, cuya fama e influencia se extendió no solo por la Italia de aquel siglo sino también por diversas zonas de Europa –incluida la Península Ibérica–, ofreciendo sus creaciones un canon estético que fascinó a varias generaciones sucesivas de artistas. Las recientes aportaciones historiográficas han permitido arrojar nueva luz sobre el pintor: un mejor conocimiento de su biografía para abordar la relectura científica de su personalidad a través de los diversos contextos históricos y artísticos en los que transcurrió su vida.

Los días 15 y 16 de junio de 2023 se celebrará un congreso internacional, dedicado a la memoria del profesor Charles Dempsey (1937-2022), autor de estudios fundamentales sobre la escuela boloñesa de pintura, que permitirá a los especialistas en este autor y a los jóvenes investigadores de su figura a presentar las novedades y descubrimientos que hayan logrado últimamente sobre el gran maestro boloñés.

La unión del Dibujo y el Color Guido Reni Óleo sobre lienzo, 120,5 x 120,5 cm h. 1624-25 Paris, Musée du Louvre. Département des Peintures

La próspera y culta ciudad de Bolonia, perteneciente desde 1506 a los Estados Pontificios, se convirtió a finales del siglo XVI en uno de los centros artísticos más importantes de Europa, destacando especialmente por la actividad de su escuela pictórica. Ligada de forma estrecha al espíritu de la Contrarreforma, la pintura boloñesa de aquel momento se cimentaba en una sólida tradición, al tiempo que vivía un proceso profundamente renovador de la mano de la familia Carracci. Estos artistas propusieron superar el manierismo imperante por el estudio del natural y la reinterpretación de grandes maestros como Rafael, Correggio, Tiziano y Veronese. Con ello forjaron un lenguaje bello y novedoso capaz también de transmitir los más profundos sentimientos religiosos.

Imagen de las salas de la exposicón Guido Reni. Foto © Museo Nacional del Prado.

En aquella atmósfera nació Guido Reni (1575-1642), quien llevaría el arte pictórico de Bolonia a unas cotas de perfección nunca antes alcanzadas. Hijo de un músico, de personalidad virtuosa y reservada, se encaminará en su adolescencia hacia la formación como pintor. Guiado por los mismos principios que defendían los Carracci, Reni recibirá el apelativo de «divino» por su talento para representar lo sobrenatural. Tal capacidad nunca la consideraría un don innato, sino el resultado de su descomunal esfuerzo en la búsqueda de la belleza, tarea en la que el dibujo y el colorido se unían en una armónica simbiosis. Desde su Bolonia natal, la fama de Guido llegará a Roma, y de allí al resto de Italia y a buena parte de Europa. España también fue partícipe de su gloria, recibiendo por la vía del coleccionismo importantes obras suyas, al tiempo que se le consagraba como un modelo para los artistas hispanos.