La estatua ecuestre de Carlos III se trasladada a su nueva ubicación en la Puerta del Sol

A partir de ahora el monumento presidirá la nueva fuente de la plaza, cuya construcción supone un auténtico desafío técnico debido a las diversas infraestructuras subterráneas.

La escultura original. La escultura de Carlos III ecuestre que se puede ver en la Puerta del Sol, es de Manuel Álvarez, apodado «El Griego» y no de Juan Pascual de Mena como se pensaba hasta ahora. Está fechada en 1790 y es un encargo realizado por Carlos IV para una estatua de su padre que no se llegó a realizar. Esta escultura original (143 x 160 x 54 cm) está realizada en madera revestida de una capa de yeso, muestra una corona de metal y las bridas son de tela. La escultura está asignada a las Colecciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

La escultura que hoy reposa en la Puerta del Sol. En 1993,los escultores Eduardo Zancada y Miguel Ángel Rodríguez, se sirvieron de esta obra y de la copia realizada en bronce unos años antes por Manuel Álvarez de la Peña, para hacer el gran retrato ecuestre de Carlos III, situado en la Puerta del Sol de Madrid.

La estatua ecuestre de Carlos III ha sido trasladada a su nueva ubicación en el marco de las obras de remodelación de la Puerta del Sol. El cambio de emplazamiento ha requerido de unas complejas maniobras que se han alargado durante dos jornadas y se han completado esta mañana.

El operativo se ha desarrollado en dos fases. La primera de ellas, realizada en la madrugada del sábado al domingo, consistió en el traslado y colocación del pedestal, para lo que fue necesario el cierre de la plaza por motivos de seguridad. La segunda parte de los trabajos, el traslado de la propia estatua ecuestre, ha tenido lugar esta misma mañana.

La efigie de Carlos III presidirá la nueva fuente de la Puerta del Sol, que tendrá un carácter singular acorde con la calidad monumental del entorno y cuyo fondo, de piedra color gris oscuro y con gran número de puntos de luz de diferentes tamaños, emulará a un cielo estrellado.

Las labores tanto del traslado de la estatua como de la construcción de la propia fuente suponen un auténtico desafío técnico debido a que bajo esta ubicación existen diversas infraestructuras subterráneas. Por ello, ha sido necesario crear una estructura para soportar las cargas del monumento, que pesa más de 70 toneladas. A ello hay que añadir el hallazgo de restos arqueológicos que tuvo lugar en ese mismo punto y que obligó a modificar las previsiones iniciales.