Pedro Mansilla, periodista; Román Padín, conservador del guardarropa de conciertos de Teresa Berganza; y Lorenzo Caprile, diseñador de moda; posan junto al vestido legado. FOTO: Instituto Cervantes / Miguel Alcalde.

Un vestido, dos biografías y tres partituras, el legado «in memoriam» de Teresa Berganza a la Caja de las Letras.

Un homenaje que ha unido música, letras y moda, en el que han participado su hija, la soprano Cecilia Lavilla; el modista Lorenzo Caprile, y el director de orquesta Maximino Zumalave, entre otros.

La mezzosoprano formó parte del Patronato del Instituto Cervantes.

La Caja de las Letras recibió hoy como legado de Teresa Berganza (Madrid, 1935 – San Lorenzo de El Escorial, 2022) uno de los vestidos que utilizaba en sus conciertos, las partituras de tres tonadillas y dos libros biográficos de ella, un conjunto de objetos que ponen de manifiesto el «carácter poliédrico» de una artista que vinculó música, literatura y moda. La hija de la homenajeada, Cecilia Lavilla Berganza; sus nietos, Sofía, Teresa y José; y Román Padín, conservador del guardarropa de conciertos de la cantante, depositaron el legado.

La secretaria general del Instituto Cervantes, Carmen Noguero, reveló cómo «desde el Instituto Cervantes sentimos a Teresa Berganza muy próxima porque formó parte de nuestro Patronato de 2006 a 2012, apoyando nuestro trabajo en la proyección internacional de la cultura». Y en relación con el poder de la palabra, recordó el minucioso estudio que realizaba de los personajes, debido a «la importancia que le otorgaba al texto como base de su interpretación musical».

La secretaria general recordó, asimismo, unas declaraciones de la homenajeada quien «se sentía privilegiada porque los cantantes pudieran apoyar su instrumento, su voz, sobre la palabra […] y también muy afortunada por trabajar en ese espectáculo tan completo que es la ópera que integra música canto, teatro, vestuario, escenografía e incluso danza». «Nuestro homenaje de hoy quiere reflejar ese carácter poliédrico de esta disciplina con esta referencia al vestuario», concluyó Noguero, señalando a la prenda cedida.

Hablando desde el atril, Cecilia Lavilla Berganza, hija de Teresa Berganza; también participaron el acto los nietos de la homenajeada, José, Sofía y Teresa; y Román Padín, conservador del guardarropa de conciertos de la cantante (a la derecha). FOTO: Instituto Cervantes / Miguel Alcalde

El vestido donado, portada de uno de los libros

El doctor en Arte Contemporáneo de la Universidad de Santiago de Compostela, Román Padín, habló sobre la faceta de Teresa Berganza como tenedora de moda. El especialista es conservador de la ropa de trabajo (no de attrezzo) de la cantante, una colección formada por las prendas de diseñadores de moda, realizadas de 1950 a 2010, que empleaba en sus conciertos. «Ella apuntaba en una libretita qué había utilizado en cada teatro y adscribía un repertorio a cada ropa», indicó.

Como testimonio de este vínculo con la moda, el Instituto Cervantes atesora desde hoy de un vestido realizado en tela negra y rosa de 1984, atribuido a Inés Higuera, por similitud a otras piezas. Padín consideró «este vestido de inspiración española en Goya, las Majas, el embrujo español, como una elección especialmente adecuada pues, además, es la portada de uno de los libros que integran el legado».

Se trata de «Teresa Berganza» (1982), una biografía ilustrada del crítico musical italiano Sergio Segalini y publicada en Francia, país que condecoró a la mezzosoprano con la Legión de Honor francesa (2012), con motivo de la conmemoración de sus 25 años de carrera. Junto a él entró a la caja n.º 930 su libro de memorias «Flor de soledad y silencio. Meditaciones de una cantante» (1984), un recopilatorio de textos y fotografías en los que la premio Internacional de la Ópera habla sobre aspectos profesionales y otros más personales como el miedo, el amor, la maternidad o la crítica.

Para completar el legado, su hija, la soprano Cecilia Lavilla Berganza seleccionó las partituras de tres de las composiciones de la «Colección de Tonadillas escritas en estilo antiguo» del compositor Enrique Granados y letra de Fernando Periquet: «El majo discreto», «El tra-la-la y el punteado» y «La maja dolorosa» (las tres de 1912).

Tras el depósito, cuatro expertos en música y moda recordaron la figura de la premio Princesa de Asturias de las Artes y primera mujer elegida miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. «Un círculo de amistades en torno al astro rey que es Teresa Berganza», definió Román Padín.

Aportación en la música y el diseño

Amigo personal de la cantante, el director de orquesta y académico de la Real Academia Gallega de Bellas Artes, Maximino Zumalave, compartió cómo era trabajar con la artista, caracterizada por la profesionalidad y el estudio detallado de sus personajes. «El adorno embellece» es una frase que habitualmente degenera en kitsch, apostilló el director, sin embargo, con la técnica y el estudio de Teresa Berganza, se hacía realidad.

Por su parte, la musicóloga Rosa Fernández García, destacó cómo la intérprete, de gran formación musical, «marcó una nueva forma de estudiar los compositores». Desde la construcción crítica «creó un nuevo paradigma en la forma de concebir el personaje» que se ha mantenido hasta hoy.

El modista y coleccionista Lorenzo Caprile introdujo la perspectiva de la moda en la conversación. Destacó el carácter perfeccionista de la cantante, el cual lo extrapolaba en la selección de grandes creadores para su vestuario: Balenciaga, Pedro Rodríguez, Elio Berhanyer, Loris Azzaro o Christian Lacroix. También instó al Cervantes a conservar correctamente el vestido al advertir divertido que «la caja es muy pequeña y ese traje no cabe».

Román Padín informó, a propósito de esta observación, que el vestido cedido será conservado en otra estancia y formará parte próximamente de una exposición con otros objetos que representan el patrimonio cultural en español.

Finalmente, el periodista y comisario de moda Pedro Mansilla, destacó la importancia de la vestimenta de trabajo para los artistas citando a Oscar Wilde: «La seguridad de ir bien vestido da al hombre una seguridad que ninguna religión puede darle» y añadió una lectura crítica sobre la colección de moda Berganza, lamentando la escasez de firmas españolas en su vestuario.