De izquierda a derecha: Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias y comisario de la exposición, Fernando Masaveu, presidente de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, y Álvaro Sánchez, secretario del patronato de la Fundación. Foto: Jesús Varillas

La Fundación María Cristina Masaveu Peterson inaugura una exposición retrospectiva dedicada al artista Luis Fernández (Oviedo, 1900 – París, 1973), uno de los pintores más singulares del arte español del siglo XX y del que se celebra el 50.º aniversario de su muerte. Coorganizada junto al Museo de Bellas Artes de Asturias y comisariada por su director, Alfonso Palacio, máximo especialista en el pintor, es la más relevante dedicada al artista en nuestro país y reúne alrededor de 150 obras entre pinturas, dibujos y obra gráfica procedentes de diferentes prestadores de España, Francia y Estados Unidos, así como una cantidad importante de documentos atesorados en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Pionero de la abstracción geométrica a finales de los años veinte, Luis Fernández cultivó un arte de síntesis en los primeros treinta, frecuentó el surrealismo y el picassismo entre 1936 y 1944 y se adhirió a un estilo poscubista entre 1944 y 1952 con el que trabajó la naturaleza muerta, el retrato y el paisaje. “Su estancia en París desde el año 1924 permitió que entrara en contacto con lo más granado de la vanguardia internacional”, reconoce Alfonso Palacio.

Tras estas etapas, la pintura de Fernández llegó a lo que él mismo calificó como su periodo de madurez, momento en el que desarrolló un estilo personal que tiende hacia la búsqueda de la belleza y lo absoluto mediante la ejecución de series de obras en las que repite algunos motivos como una rosa, un cráneo, una vista marina, un vaso de vino con un trozo de pan o un barco semihundido, tratando de profundizar en su esencia y extraer de ellos nuevos acentos.

Esta exposición monográfica, que se podrá visitar primero en el centro de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson de Madrid y después en el Museo de Bellas Artes de Asturias en febrero de 2024, reúne obras procedentes de más de cuarenta colecciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, con préstamos de prestigiosos museos y centros de arte como el Centre Georges Pompidou, el Museo de Arte Moderno de París, el Museé National Picasso de París, la Foundation des Treilles, el Museo de Arte Moderno de Saint-Etienne, el Museo Cantini de Marsella, el Museo Zervos de Vézelay, el Museo de Bellas Artes de Dijon, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el IVAM, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la Fundación Telefónica, la Fundación Mapfre, el Museo Helga de Alvear, la Fundación Azcona o The Menil Collection de Houston (Texas), entre otros.

Además, se incluyen pinturas y dibujos atesorados por la Colección Masaveu y por la propia colección de la Fundación, así como numerosas obras, documentos y objetos procedentes del Museo de Bellas Artes de Asturias, custodio de gran parte del legado del artista.

Por ello, la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y el Museo de Bellas Artes de Asturias quieren agradecer a todos los prestadores su generosidad a la hora de ceder sus obras para este proyecto. De entre ellos, han sido especialmente relevantes la familia del artista por un lado y la Fundación Telefónica por otro, esta última con el préstamo de 19 obras, e institución pionera en la recuperación del artista en nuestro país a finales del siglo pasado.

Vista de la exposición de Luis Fernández en la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Foto: Jesús Varillas

Un pintor situado a contracorriente del signo de sus tiempos

Con inquietudes artísticas desde una edad temprana, Fernández ingresó en una academia de dibujo en Oviedo, donde recibió sus primeras clases antes de trasladarse a Madrid entre 1909 y 1911, fecha en la que recala en Barcelona, ciudad en la que estudia en la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes. En esta época se interesa por la pintura, la escultura, las artes decorativas y el batik (técnica para el teñido de tejidos).

Tras su llegada a París en 1924, la obra de Luis Fernández rompe con lo que había realizado hasta entonces y se adentra por el camino de la abstracción geométrica. Entre 1928 y 1934, se rodeó de la vanguardia intelectual de la época y escribió algunos de sus primeros textos teóricos, aparecidos en revistas francesas y españolas. Luis Fernández dejó atrás el arte no figurativo con su llegada al surrealismo hacia 1936, poco después de conocer a Pablo Picasso, adscribiéndose a cierta corriente que el propio Fernández bautizó con el término picassismo, y que en su caso se extendió con relativa fuerza hasta 1944.

Durante esos años se sucedieron obras a modo de retratos de cabezas de animales decapitados, figuras monstruosas, personajes femeninos durmientes, también naturalezas muertas, corridas de toros y otras en las que se aprecia la huella del artista malagueño sobre la obra del asturiano. Totalmente apartado de las principales corrientes artísticas de la época, en su etapa de madurez Luis Fernández cultivó una figuración de carácter constructiva, que él llamó “realismo plástico”, apartada del informalismo en boga de la época y a través de la cual quiso aunar las grandes conquistas del arte del pasado con los logros del arte moderno, uno de sus grandes ideales. “En este periodo, Luis Fernández demuestra un concienzudo conocimiento de lo que él denominaba el método manual, intelectual y espiritual de la creación”, destaca Palacio.

En palabras de Álvaro Sánchez, secretario del Patronato de la Fundación: “La unión institucional entre la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y el Museo de Bellas Artes de Asturias ha permitido llevar a cabo uno de los mayores proyectos artísticos realizados en nuestro país en torno a Luis Fernández, y que sin duda contribuirá a seguir avanzando en el conocimiento de uno de los artistas españoles más singulares del siglo XX”.

Actividades en torno a la figura de Luis Fernández

La exposición se completa con un amplio programa de visitas guiadas y un ciclo de conferencias en el Auditorio María Cristina Masaveu dirigido por el comisario. El programa analizará diferentes aspectos de la obra de Fernández, de la mano de expertos como Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado, o Brigitte Leal, directora adjunta y responsable de las colecciones del Musée National d’art moderne – Centre Georges Pompidou.

Luis Fernández: Colombes (Palomas) / Pigeons (Palomas) / Deux Pigeons (Dos palomas) /
La fable aux deux pigeons (La fábula de las dos palomas), 1965.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, depósito en el Museo de Bellas Artes de Asturias
© Archivo fotográfico Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Fundación María Cristina Masaveu Peterson

La Fundación María Cristina Masaveu Peterson es una fundación española cultural privada sin ánimo de lucro y de interés general. Creada en 2006 por María Cristina Masaveu, nace con la vocación de impulsar, dentro de la tradición de mecenazgo de la familia Masaveu, la cultura, la formación y la investigación científica a nivel nacional e internacional.

La Fundación desarrolla una intensa actividad en diferentes ámbitos, así como una amplia labor de mecenazgo visible a través de sus exposiciones, de sus iniciativas editoriales, formativas y de investigación.

Cuenta con su propia colección de arte, que comprende a destacados artistas como Juan van der Hamen, Federico de Madrazo, Keih Haring o Jaume Plensa. La recuperación del patrimonio histórico español se encuentra dentro de su ámbito de interés, por lo que gran parte de las piezas son adquiridas en el mercado internacional.

Sobre el Museo de Bellas Artes de Asturias
El Museo de Bellas Artes de Asturias, creado en 1980, es uno de los museos provinciales de bellas artes más importantes de España. Gracias a un riguroso programa de adquisiciones, así como a una intensa política de donaciones, legados, daciones y depósitos, sus colecciones suman más de quince mil piezas.

La pintura conforma el núcleo más importante de la colección, sin embargo el Museo también cuenta con destacados fondos escultóricos y fotográficos así como con una interesante y rica colección de artes gráficas e industriales. Entre los autores que se encuentran representados cabe destacar a Luis de Morales, Juan Correa de Vivar, El Greco, José de Ribera, Francisco Zurbarán, Juan Carreño de Miranda, Bartolomé Esteban Murillo, Luis Meléndez, Francisco de Goya, Darío de Regoyos, Joaquín Sorolla, Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí, Luis Fernández, Pablo Palazuelo, Juan Muñoz o Cristina Iglesias, entre otros muchos.