El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, ha incoado el expediente para la declaración de la acogida tradicional jacobea como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, un reconocimiento que contribuye a la salvaguarda de este sistema fraterno de hospitalidad y albergue del peregrino a Santiago de Compostela.
De acuerdo con la legislación competente, será el Consejo de Ministros quien, en el plazo máximo de un año, podrá acordar la declaración definitiva, que se materializará mediante un Real Decreto. Su incoación se produce tras el acuerdo alcanzado en marzo en Lanzarote en la 92º Reunión del Consejo de Patrimonio Histórico, órgano que convoca el Ministerio de Cultura y en el que participan todas las comunidades autónomas.
Esta protección pone el foco de atención sobre el elemento más humano e inmaterial del fenómeno jacobeo, como manifestación social, cultural y religiosa con más de un milenio de historia, que aún hoy sigue viva.
La acogida tradicional jacobea es uno de los valores esenciales que explican la extraordinaria pervivencia de esta peregrinación desde los inicios del siglo IX hasta hoy. Constituye la máxima expresión de la hospitalidad, que alberga otras expresiones históricamente importantes, como fue la protección jurídica al peregrino por su condición de tal, y no tiene unos límites o fronteras físicos definidos, ya que se produce allí donde un peregrino a Santiago es acogido según los principios jacobeos, con independencia de la ruta seguida.
La acogida se caracteriza por la austeridad y la preservación del carácter espiritual y trascendente de la peregrinación, en el que los servicios se ofrecen de manera desinteresada y sin ánimo de lucro, mediante el trabajo voluntario de los hospitaleros, por regla general también peregrinos, y la creación de un ambiente acogedor.
Si bien la acogida constituye el valor más definido, destacado, diferencial e identitario del Camino de Santiago, también es el elemento más frágil. La mercantilización y el auge del turismo alejado de los principios de peregrinación ponen en riesgo la actividad diaria de los albergues tradicionales de peregrinos. Por ello, su declaración como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España contribuye a su consideración social y a su salvaguarda frente a los riesgos a los que se enfrenta.
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