El Ministerio de Cultura, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), continúa investigando los orígenes del Monasterio de San Pedro de Arlanza, en Hortigüela (Burgos). Para ello, un equipo multidisciplinar de especialistas ha emprendido esta semana una nueva campaña de excavaciones arqueológicas que se desarrollará hasta el mes de agosto en dos sectores del cenobio. Estas acciones forman parte del proyecto arqueológico global que el IPCE emprende en el monasterio desde 2021.
Tras el hallazgo, durante la anterior campaña, de los cimientos y restos de la muralla que rodeaba el conjunto monástico por el norte, esta nueva fase se centrará en excavar y descubrir todo el trazado de esta cerca perimetral que daba acceso a la iglesia, probablemente en el momento en que el templo adquirió funciones parroquiales. Está documentado que, al menos hasta el siglo XVI, el monasterio estuvo rodeado por una muralla con cinco torres: la de fray Pelayo en la zona occidental, la de Doña Sancha en el extremo suroeste, la del Tesoro en el norte y las del Capítulo y del Conde en la fachada este. Las sucesivas reformas y el abandono del edificio borraron parcialmente su trazado.
Las excavaciones de este verano también persiguen aclarar uno de los interrogantes que acompañan al monasterio: la posible existencia de un claustro anterior al actual. A juzgar por los restos arquitectónicos recuperados en intervenciones realizadas en los años 80 y por las referencias documentales antiguas, el templo pudo contar desde el siglo XI con un claustro románico de una sola planta, ubicado en el mismo lugar que el Claustro Mayor herreriano actual, cuyas trazas y características se desconocen. Está previsto excavar los niveles inferiores sobre los que pudo erigirse y proceder a la lectura de paramentos y a la toma de muestras para posteriores analíticas de caracterización de materiales y de dataciones absolutas.
Un proyecto arqueológico global
Estas actuaciones forman parte del proyecto arqueológico global que el IPCE está llevando a cabo en el monasterio desde 2021 y que tuvo como punto de partida la fotogrametría aérea y la prospección geofísica. En 2022, en paralelo al procesado e interpretación de los resultados obtenidos, también se intervino sobre la antigua hospedería del monasterio. La última campaña, llevada a cabo en verano de 2023, sacó a la luz los cimientos y restos de la muralla medieval que rodeaba al monasterio.
Gracias a estas intervenciones, el IPCE está obteniendo información inédita para conocer mejor el origen y evolución de este enclave, golpeado en marzo de 1894 por un violento incendio que redujo a cenizas el fondo documental del archivo monástico y que borró gran parte de su historia y su memoria. Los trabajos han permitido identificar nuevos elementos de su arquitectura y de su historia que, en un futuro, podrán incorporarse a la visita cultural del monasterio.
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