Joven negra, 1948. Maruja Mallo. Óleo sobre lienzo. Museo Reina Sofía

El Museo Reina Sofía inicia la temporada con la obra de una de las artistas fundamentales de la generación del 27, Maruja Mallo. Aquella mujer que triunfó en el exilio, luchadora e independiente. Mujer moderna y ligada a la tierra que se quitó años porque pensaba que si era mujer y mayor no le harían caso. Aquella mujer fuerte que aparecía en público maquillada y llena de color, porque pensaba que sin maquillaje parecería desteñida, es la protagonista de Maruja Mallo: Máscara y compás, una de las mejores exposiciones que se pueden visitar en Madrid desde el 8 de octubre al 16 de marzo de 2026.

Presentación de la exposición Maruja Mallo: Máscara y compás. Barbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones del Centro Botín, Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía y Patricia Molins, comisaria de la exposición Maruja Mallo. Foto LOGOPRESS

El director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, ha presentado Maruja Mallo: Máscara y compás, la esperada exposición con la que se abre la nueva temporada del Museo y que muestra cerca de 200 obras, entre pinturas, dibujos y fotografías de la emblemática y polifacética artista. En la rueda de prensa también han participado, Barbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y Colecciones del Centro Botín y la comisaria de la muestra, la historiadora del arte y miembro del equipo de Exposiciones del Museo, Patricia Molins.

La retrospectiva muestra las obras más singulares de Maruja Mallo, un recorrido a través de cerca de 200 obras entre pinturas, dibujos y fotografías, además de numerosos documentos. Desde sus creaciones más representativas a las más inéditas y expuestas por primera vez como Arquitectura fósil I, que constaba como desaparecida en el Catálogo razonado, y un dibujo de 1933 que no se conocía. También está expuesta la obra Joven negra (1948), recientemente adquirida por el Museo Reina Sofía.

Maruja Mallo. La verbena, 1927. Óleo sobre lienzo, 119x165cm. Museo Reina Sofía

Además se muestran, por primera vez en casi un siglo, las cinco verbenas que la dieron a conocer en su exitosa exposición en 1928 en Madrid, la única organizada por Ortega y Gasset en Revista de Occidente. En la exposición se pueden ver sus pinturas de mujeres con manos poderosas y rostros potentes, diosas morenas. Mujeres con redes de pescar a modo de mantilla y aparejos que llevan al mundo al que pertenecen o a la crítica de los poderes. Dibujos que reflejan su relación con la Escuela de Vallecas, Escuela de Madrid. A lo largo de la exposición se puede constatar como Maruja Mallo dirigía su vida y su obra, incluso la cámara de fotografía de su hermano donde ella era el personaje retratado.

Espantapájaros, 1930. Maruja Mallo. Óleo sobre lienzo

Pintaba lo real y lo irreal, figuras fantasmales como el Espantapájaros de su serie Cloacas (1932) que presentó en la Galería Pierre de París, junto piezas de Picasso, Miró y otros miembros del grupo surrealista, obra que compró André Breton y que mantuvo en su colección hasta su muerte.

Según el director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, “Maruja Mallo tendría un lugar garantizado en la historia por ser la artista capaz de dotar de imaginario visual a la Generación del 27, pero además ha sido una personalidad muy avanzada a su tiempo, por su preocupación por la dignidad del trabajo de la mujer, por sus teorías sobre la importancia de la creación popular, por su capacidad para performar su propia imagen y por su innovadora invención de una cultura visual para la ciencia ficción”.

La comisaria de la muestra, Patricia Molins, ha destacado de Maruja Mallo, “la cosmovisión propia y de la mujer que reflejó con su obra y con su vida, una mujer que buscó un mundo nuevo representado por una mirada femenina, ligada a la tierra y a lo popular relacionado con lo moderno” además ha confesado Patricia Molins que desde que la conoció en la facultad le parecía un personaje inquietante «Me intrigaba. Esa forma de arreglarse, su forma de estar. Se refleja en su obra, cuenta lo que quiere contar pero oculta mucho».

El heterogéneo arte de Maruja Mallo pasó por muchas etapas. Su trabajo se fue plasmando en series que obedecen a diferentes momentos de su vida. En su primera etapa, Maruja Mallo apuesta por el arte popular a través del realismo mágico que combina vanguardia y tradición. Posteriormente evoluciona hacia el surrealismo, destacando su relación con la Escuela de Vallecas y el Grupo de Arte Constructivo de Torres García. Y finalmente emprende un nuevo camino con sus dibujos geométricos y fantásticos en los que trata de conciliar la visión del macrocosmos y el microcosmos.

La obra de Maruja Mallo refleja, además de su compromiso social con la justicia y la igualdad, su profunda curiosidad por todo lo que la rodea, desde lo artístico hasta lo tecnológico, científico y filosófico, uniendo materialidad con espiritualidad, fundiendo lo popular, lo performativo y lo mágico. Comprometida con los valores de progreso y renovación de la Segunda República, se vio obligada a exiliarse al continente americano, donde descubrió su exuberante naturaleza, su diversidad cultural y religiosa.

Es en este exilio donde Maruja Mallo inició un viaje personal hacia la cosmografía y el universo. “Ella decía que había pasado de la geografía en España a la cosmografía en Argentina”, asegura la comisaria, Patricia Molins. La artista gallega trabajaba también con el rostro, la representación y la identidad, convirtiéndolo en uno de los ejes centrales de su obra. Su interés por el teatro y por lo que denomina “plástica escenográfica” se refleja en una serie de fotografías de ella misma en diversos escenarios desde los que propone una revisión transgresora de la identidad de género, clase, artística y política.

Maruja Mallo en su estudio de Buenos Aires, 1939 fotografía de época 17x22cm

La exposición incluye obras de colecciones como el propio Museo Reina Sofía; el Art Institute of Chicago; el MNAM Centre Georges Pompidou, en París; el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, en Uruguay; el Museo Benito Quinquela Martín y el Museo de Arte Latinoamericano, ambos en Buenos Aires; el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo, en Santa Fe (Argentina); la Asociación Colección Arte Contemporáneo – Museo Patio Herreriano, en Valladolid; el Museo Provincial de Lugo, así como de otras importantes colecciones particulares ―europeas y americanas ― que permiten un completo análisis de la trayectoria de la artista.

Con motivo de esta exposición se ha publicado un catálogo en español e inglés, coeditado entre el Museo Reina Sofía, la Fundación Botín y la editorial This Side Up, que incide en los aspectos telúricos, teatrales y en las bases teóricas del trabajo de la artista. Se ilustra con las obras de la exposición e incluye nuevos textos de la investigadora argentina Alejandra Za-netta, la artista y escritora estadounidense Johanna Hedva, la propia comisaria, Patricia Molins, así como escritos propios de la artista, algunos de ellos inéditos hasta la fecha. El catálogo incluye, asimismo, una biografía de Mallo escrita por Juan Pérez de Ayala, uno de los principales y más tempranos estudiosos de su obra.

Por otra parte, alrededor de la exposición se van a celebrar numerosas actividades promovidas por las áreas de Programas Públicos y Educación del Museo. Entre ellas, la Asociación Cunchas e Flores de Bueu, con el apoyo de la Xunta de Galicia, ha realizado una alfombra efímera de conchas, Conchas y compás, de 12 metros de largo y 2 de ancho, que se puede ver en la entrada principal del Museo, inspirada en la producción artística y la personalidad de esta genial creadora.

Datos de interés:
Maruja Mallo: Máscara y compás
Museo Reina Sofía – Edificio Sabatini. Planta 1
Fechas: 8 de octubre de 2025 – 16 de marzo de 2026