El jinete que aconsejó a Wellington
Andrés Merino
Las guerras napoleónicas siempre han suministrado un magnífico sustrato argumental para la creación de novelas históricas. El ambiente bélico de la Europa de comienzos del siglo XIX, en tierra y mar, constituye un perfecto decorado para buenos relatos, como las series de Patrick O’Brien, recientemente desaparecido. Allan Mallinson se declaró en su día deudor del prolífico escritor y comenzó su andadura con “Oficial de caballería”, novela hoy publicada en español por Edhasa en su colección Narrativas históricas. Mallinson ha recreado de forma muy convincente el ambiente castrense, pero logra también una buena trama argumental a través de la presentación psicológica de sus personajes.
El hilo conductor es en realidad la hoja de servicios del protagonista, el subteniente Matthew Hervey, que participa en esta primera entrega inicia su andadura en el corazón de Europa, durante la primera gran derrota de Napoleón, que precedió a su primer exilio, en la isla de Elba. Pero Mallinson introduce en la historia un buen punto de inflexión. Es cierto que las tropas de Wellington llevaban varios años de éxitos en lo que los británicos llamaron “Penisular War” (lo que denominamos Guerra de la Independencia implicó la entrada de tropas por la frontera portuguesa, desde donde se planearon no pocas de las campañas que condujeron a la derrota de los franceses). Pero la Corona inglesa tenía problemas también en su jardín trasero, por lo que el viaje a Irlanda del regimiento de Hervey es un hábil recurso para mostrar los mejores y peores rasgos de la vida militar, las penurias de las campañas sin fin y el valor del honor, la amistad y el compañerismo. Por eso, cuando la huida de Napoleón de la pequeña isla del Mediterráneo y los Cien Días hacen acto de presencia en la trama, hace mucho tiempo que los personajes del relato han coronado su propia cumbre literaria. Están ya plenamente conformados, y la participación de Hervey y sus compañeros en Waterloo no hace sino subrayar caracteres.
Hay un rasgo en “Oficial de caballería” que llama poderosamente la atención. En cierto modo, es un acto de justicia hacia quienes han venido proclamando que no era oro todo lo que relucía en el marqués –futuro duque- de Wellington. Constatar que en sus regimientos los ascensos se adquirían por sumas de dinero, aun siendo práctica habitual en otros ejércitos de la época, supone abrir un buen debate sobre la pretendida loa histórica británica hacia el esfuerzo personal y la salvación de la Europa continental. Es cierto que Mallinson adorna al líder con órdenes como la de la limitación de pillaje, quizá para compensar críticas… Es justo reconocer que, con todo, la novela no pierde interés, la calidad de su redacción es homogénea y las aventuras e inquietudes del joven Hervey en su regimiento de caballería ligera son un feliz divertimento para el lector amante de la novela histórica y bélica.
“Oficial de caballería. Las aventuras de Matthew Hervey, del Sexto de Dragones”
Allan Mallinson
Barcelona, Edhasa, 507 pág.
ISBN: 978-84-350-6166-7