pic_1866La exposición de Eulalia Valldosera «Dependencias», organizada por el Museo Reina Sofía, recoge una amplia selección de obras de esta artista que abarcan desde 1990 hasta la actualidad. Una apuesta muy atrevida del arte conceptual. Vídeos, instalaciones, objetos… botellas que hablan y que recogen nuestros malos deseos para hacerlos desaparecer. Un juego de imágenes que ofrecen la visión de Valldosera sobre la vida, el paso del tiempo, el feminismo, la huida y el regreso.

Con esta muestra la artista vuelve a sentirse acogida por su país, del que huyó a Holanda para “crecer y convertirme en artista” explica  Eulalia Valldosera. “Me he sentido apátrida durante muchos años. Gran parte de los trabajos que se exponen han participado en exposiciones internacionales donde yo iba representando a mi país pero sin representación. Yo formo parte de una generación que tuvimos mucha fe en la recién nacida democracia y a la vez sufrimos un gran desencanto. Mi obra nació en Holanda en el año 90 y de algún modo se plantea como un viaje de retorno. Yo quería hablar y ser de aquí. Por fin, ahora, soy artista española. Estoy exponiendo en España. Esto va a marcar un punto de inflexión en mi obra».

La muestra ha sido concebida para cumplir dos objetivos: Por un lado, presentar su trabajo más reciente (Dependencias, instalación monumental de carácter participativo), que ha sido producido específicamente para esta exposición y del que se podría decir que con él, Valldosera inaugura un nuevo ciclo en su trayectoria artística. Por otro, se ha querido  revisar la evolución de su trabajo desde sus inicios hasta finales de los años ochenta, incorporando sus Cuadernos de notas, poco representados en exposiciones anteriores, para dar conocer su intenso periodo reflexivo entre los años 1990 y 1992.

Otro de los objetivos fundamentales de esta muestra, explica su comisaria Nuria Enguita, “es la puesta en valor de un trabajo discursivo, que se desarrolla sobre todo a partir de la escritura y el registro de sensaciones, pensamientos, lecturas o conversaciones, y  que propone el relato así como la base conceptual y de experiencia del que ha surgido gran parte de su trabajo futuro”.

La obra más reciente de la artista, que forma parte de la exposición y le da nombre, se compone de una pieza monumental de carácter participativo Dependencias, que a su vez se relaciona con otros grupos de obras de diversos formatos bajo el título genérico de Forever Living Products.

De los  años 90 se presentan algunos de sus trabajos e instalaciones seminales como El Ombligo del mundo, comenzado en 1990 pero cuyo desarrollo se extiende durante casi una década, un ciclo que comienza en Cuadernos y que reúne dibujos, fotografías, y documentación de acciones. Con este trabajo Valldosera comienza a construir un espacio de resistencia en una sociedad marcada por el atraso y dominada por estructuras conservadoras y tremendamente autoritarias, en las que la mujer estaba absolutamente relegada, en un contexto artístico en el que la pintura es hegemónica en correspondencia con las corrientes internacionales. En este ambiente Valldosera plantea una obra que no sólo pone a la mujer en el centro de su  pensamiento, sino que coloca su cuerpo como medida y referente de toda experiencia.

El Ombligo del mundo supone la ruptura total de Eulalia Valldosera con la pintura  y con un arte que valora  principalmente el marco y las características formales de los objetos y el inicio de una propuesta radical que la conducirá hacia una obra de carácter performativo como práctica estética dinámica que incorpora la dimensión temporal y requiere la partipación y la confrontación con el público.

Pero este carácter  performativo y pre-cinemático de su obra es aún mas determinante en Vendajes (1992) donde mediante un simple pero sofisticado mecanismo Valldosera se presenta como objeto y sujeto de la acción. Es la primera de sus acciones realizada mediante el barrido de una película por los muros de un espacio, donde la artista contrapone su presencia física con su imagen fílmica. Se trata del antecedente más antiguo de Dependencias. La acción se muestra mediante material documental inédito.  Otra performance realizada en 1996, Loop, una acción también sencilla y directa pero conceptualmente  muy fuerte,  incide en la presentación del cuerpo como material donde se produce la práctica artística a la vez que remarca el carácter cíclico de las acciones en su obra, dos videoacciones que nos proponen al cuerpo como objeto mediador.

En Apariencias, realizada entre 1992 y 1996, una serie de instalaciones  compuesta por cada una de las habitaciones de una casa, [ Estantería para un lavabo de hospital, (1992) La cocina, (1992);  Love´s Sweeter than wine. Tres estadios de una relación, (1992)] la luz aparece como la materia que organiza los objetos y los espacios y supone el encuentro del cuerpo con su hábitat; la artista se refiere a la casa “como  una segunda piel. Cada estancia de la casa se asocia con una parte del cuerpo y cada una se refiere a una sombra psíquica o a diferentes estados del ser (…)” que tienen que ver con la creación, el amor, el deseo, la enfermedad o la muerte.

La obra El periodo, anotada en sus cuadernos desde 1996 pero realizada en 2006, hace referencia a los ciclos orgánicos de lo femenino pero también a la rutina de los días, al calendario, a la reiteración de los gestos, cierra el ciclo Apariencias y anuncia el carácter interactivo de Dependencias. Un carrito de bebé que contiene una fuente lumínica es propulsado por el público y avanza en semicírculo desplazando las sombras de una serie de vasos de vino recreando la mencionada naturaleza lumínica del hecho fílmico.

Envases (1996), una instalación lumínica con contenedores de jabón y  asociada a esta serie, remite a la importancia de los envases, sobre todo de productos de limpieza, en la obra de Valldosera, tanto por su forma, como por su potencial de significación simbólica en lo que se refiere a la condición y a la representación de la mujer en la sociedad patriarcal. Metáfora de limpieza y de sumisión, los envases dejados caer en el suelo dan paso a las sombras gigantescas que se imponen proyectadas en las paredes. Los productos de limpieza han sido el leit motiv de la mayoría de sus instalaciones. Empezaron siendo un medio para visualizar los recorridos físicos de los haces lumínicos (Estantería para un lavabo de hospital, 1992),  que supone una metáfora del cuerpo humano y es una pieza iniciática en la que la artista pone en evidencia un recorrido lumínico mediante la interposición de objetos cotidianos a un haz de luz que con la ayuda de espejos discurre paralelo  al muro.  Luego se convirtieron en contenedores de líquidos de una alquimia emocional (Love’s sweeter than wine, 1992), y terminaron simulando presencias humanas femeninas convertidas en sombras a gran escala (Envases: el culto a la madre, 1996). En Envases borrado: Forever Living Products Nº1(2008) escoge de nuevo un objeto de producción en serie y lo manipula, borrando su nombre. Un producto es un objeto con toda una estrategia detrás, basada en la imagen, en el contenedor. El contenido es engañosamente el motivo central de la estrategia publicitaria. En Botellas Interactivas (Forever Living Products nº3) (2008) el espectador-usuario de la obra accede a una serie de conversaciones o testimonios que surgen del interior de esas botellas de detergente en nada diferentes a las que almacenamos en nuestras casas. Nos hablan de experiencias que algunas personas desearían borrar de su vida y nos permiten también grabar las nuestras.

En Forever Living Products,  Valldosera reafirma su confianza en esos envases de productos de limpieza como los mejores contenedores para mostrar una serie de cuestiones que tienen que ver con las relaciones interpersonales y específicamente con cuestiones relativas a la violencia contra las mujeres o a situaciones de poder y control sobre ellas. Junto a esta serie se actualiza otro trabajo en proceso iniciado hace mas de una década, Interviewing Objects, (1997-2008) en el que se plantea la relación en este caso de las personas con sus objetos como presencias afectivas convertidas a veces en los sujetos del relato; construyendo mapas mentales de los objetos privados se van desarrollando diversas historias de vida. En todo su trabajo con los objetos y los productos, subyace una crítica al consumismo tardocapitalista que centra toda su atención y su estrategia en el mercado del lujo, en la cultura de marca frente al objeto cotidiano, al objeto doméstico, testigo mudo de innumerables historias de vida. Y en lo artístico, una crítica velada a la celebración alegre, despreocupada y muchas veces acrítica del pop-art.

DEPENDENCIAS
En los últimos años las instalaciones de Eulalia Valldosera han evolucionado desde una organización de los objetos y sus sombras basada en una disposición y proyección estática, hacia una lógica basada en un  movimiento continuo, que fragmenta y reconstituye las secuencias de imágenes, donde además la imagen salta de la superficie (pared o suelo) para ocupar todo el espacio circundante. El espectador, o su sombra,  penetra literalmente dentro de sus configuraciones, creando una relación particular con los objetos, los dispositivos fílmicos y las imágenes proyectadas en el espacio.

Pero es en Dependencias ( 2008), cuando el hecho expositivo pasa a manos del público. Es la obra matriz, de grandes dimensiones, a partir de la cual se han articulado el resto de los contenidos de esta exposición. Con este trabajo Valldosera retoma el tema del dispositivo fílmico, de la narratividad implícita en lo cinético, del carácter performativo de sus puestas en escena. La artista asume radicalmente la pérdida de control sobre su creación. Como en el supermercado, el aeropuerto o el museo, espacios públicos en estado de disolución permanente, se propone al visitante convertirse en usuario y que empuje unos carros de la compra que contienen proyectores de video. Cada carro proyecta una suma de planos grabados en forma travelling. El desplazamiento del travelling cinematográfico se suma al desplazamiento del propio espectador, que propulsa, detiene o invierte su recorrido. Con esta simple mecánica, el espectador toma conciencia del modo en que se han grabado las imágenes, de que la realidad filmada está sometida a la interpretación que los dispositivos de captura de la imagen ejercen sobre ella. La combinación de escenas públicas y privadas nos revelan la simultaneidad de estados perceptivos, la coexistencia de diversas líneas narrativas que surgen cuando combinamos nuestra experiencia individual y colectiva. Dependencias experimenta con los estados de la percepción en plena movilidad, y se refiere a la necesidad de control y a la búsqueda de referencias, de marcos que determinen nuestra posición en el mundo. Todo interfiere con todo y el público interpreta una partitura por escribir. Esta obra profundiza en esa  interacción entre el cuerpo (intimidad),  los espacios y los objetos (exterioridad) que subyace en toda la trayectoria de Valldosera. Dependencias, explica la comisaria d ela muestra, tiene que ver “no solo con la idea de las estancias del cuerpo donde se desarrolla la vida o su ausencia, con las estancias primigenias, con la maternidad, con el sexo, con el amor o con la enfermedad. No solo tiene que ver con las cargas que nos acompañan, que dependen de nosotros, que nos pertenecen y arrastramos, no solo tiene que ver con la memoria de lo que somos; tiene que ver, sobre todo, con nuestra dependencia de ciertos mecanismos que nos construyen, definiendo nuestros modos de relacionarnos y nuestros modos de mirar y de actuar”.

LA ARTISTA

Eulalia Valldosera (Vilafranca del Penedès, 1963) se forma en Barcelona a finales de los años ochenta, cuando, social y políticamente, se estaba reconstruyendo una sociedad dominada por estructuras conservadoras y autoritarias, en la que la mujer se encontraba absolutamente relegada. Sin embargo, comienza pronto a construir un espacio de resistencia y acción, adelantándose a su tiempo con trabajos como Cuadernos. A principios de los noventa se traslada a Holanda, donde realiza una obra de corte conceptual relacionada con el cuerpo y la auto-representación. Investiga también los aspectos formales de la obra de arte y su equilibrio entre lo material y lo inmaterial, aspecto ejemplarizado en el ciclo de trabajo titulado El ombligo del mundo, obra que supone el abandono de la pintura por parte de la artista. En este momento Valldosera plantea una obra que no sólo pone a la mujer en el centro de su pensamiento, sino que además coloca su cuerpo como medida y referente de toda experiencia. Eulalia Valldosera forma parte de un contexto de trabajo que ella misma ha contribuido a crear y que continua ciertas experiencias de los años 60 y 70  que se consolidarán en los años 90 y que rompen definitivamente con ciertos postulados del arte moderno en lo que se refiere sobre todo al formalismo, la objetualidad o la trascendencia.

En los noventa, crea todo un grupo de obras bajo el título de Apariencias y el resultado se materializa en instalaciones que provocan un efecto mágico y envolvente sobre el espectador.  Con sus instalaciones y performances participó en las primeras ediciones de la mayoría de bienales internacionales surgidas en la década de los 90, de la mano de incipientes comisarios independientes que ahora rigen la escena internacional. Es el caso de las bienales de Kwang-ju en 1995, Sydney en 1996, Manifesta I, Site Santa Fe, Estambul y Johannesburg en 1997, hasta las más recientes en Yokohama en 2001 o Sao Paulo en 2003, sin olvidar su presencia en el Skulptur Projekte en Münster (1997) y la Bienal de Venecia (2001). La primera retrospectiva de su obra tuvo lugar en el Witte de With Rótterdam y la Fundació Antoni Tàpies en Barcelona en el 2001.

A finales de los noventa las piezas se vuelven monumentales, al mismo tiempo que se hacen más sutiles y vacías. El espectador penetra literalmente dentro de sus configuraciones, creando una relación muy particular con los objetos, dispositivos fílmicos e imágenes proyectadas en el espacio (Provisional Living y Flying). Simultáneamente crea todo un cuerpo de obra utilizando la fotografía y el vídeo acerca de nuestra relación con los objetos (Interviewing Objects) o con las personas (Relationships).

PUBLICACIONES

La muestra se acompaña de dos publicaciones. “Dependencias”, que consta su vez de dos elementos, un DVD editado a partir de la instalación en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y que incluirá toda la obra en exposición y un libro que recoge dos textos inéditos escritos por Bartomeu Marí Mar Villaespesa y la reedición de un texto de Jorge Luis Marzo escrito en 1996. Esta publicación se completa con una catalogación de obra y las transcripciones de todos los audios incluidos en la exposición.
La segunda publicación incluye una amplia selección de imágenes, textos y documentación de las obras realizadas en 1990 y 1991 por Eulalia Valldosera bajo la rúbrica común de “El ombligo del mundo” y su estructura se define a partir de los cuadernos de notas, de las notas de trabajo de la artista y se completa con una conversación de la misma con Chantal Maillard.

ACTIVIDADES PARALELAS

Seminario en torno a la obra de Eulalia Valldosera
16 y 17 de abril 2009

Con ocasión de exposición dedicada a Valldosera, el Museo Reina Sofía ha organizado un seminario. A lo largo de dos jornadas se discutirán temas clave de la obra de la artista: la significación de los objetos, su relación con lo pretecnológico, la imagen en movimiento y la exploración de la dimensión traumática de las relaciones de dependencia. Todo ello se analizará en el contexto de la reactivación de las poéticas artísticas internacionales con las que se vincula la obra de Valldosera.
Participarán entre otros Patricia Mayayo, Gabriel Villota y Jorge Blasco

Taller para jóvenes

Coincidiendo con la  exposición se ha organizado un taller desde el Departamento de Educación dirigido a jóvenes de entre 13 y 18 años. Tendrán lugar todos los sábados,  entre el 21 de febrero al 18 de abril de 2009. La participación es gratuita previa inscripción.