«La obra invitada»
Museo del Prado
3 diciembre 2009 – 28 febrero 2010
“El mero hecho de ver esta pintura merece la pena hacer el viaje a Ámsterdam”, escribió Vincent van Gogh en 1885, después de ver el cuadro en el Rijksmuseum. Al parecer le gustaba especialmente “el color naranja de la bandera en la esquina izquierda” y “rara vez había visto una figura tan sublimemente preciosa”. El cuadro que causó tal sensación en el pintor es este retrato de grupo de una milicia de ballesteros bajo el mando del Capitán Reinier Reael, pintado por Frans Hals y Pieter Codde en 1637.
Frans Hals, uno de los pintores más importantes y conocido del siglo XVII holandés, junto a Rembrandt y Vermeer, recibió el encargo en 1633, desde Ámsterdam, de pintar este ambicioso cuadro del capitán Reijnier Reael y del teniente Cornelis Michielsz Blaeuw con su unidad militar. Tras surgir una disputa entre los comitentes y el pintor por la tardanza de éste, la obra fue terminada en 1637 por Pieter Codde, un importante artista especializado en pintar escenas humorísticas de interiores y retratos de pequeño formato.
El cuadro pertenece al tipo de retrato de grupo conocido como “compañía de milicianos”, que es característico de la pintura holandesa de los siglos XVI y XVII. La escena muestra a dieciséis hombres armados defensores de la República de las Provincias Unidas de los Países Bajos. Los únicos personajes identificados son los que aparecen sentados: el capitán Reyner Reael y, a su izquierda, el teniente Cornelisz Michielsz Blaeuw
Estos retratos de compañías de milicianos son un fenómeno social y artístico característico de los Países Bajos ya que, al margen de los ejércitos que regía el estado central, existían en Holanda desde finales del siglo XVI cuerpos de voluntarios formados por las élites urbanas que eran expresión de la fortaleza de la sociedad civil. Frecuentemente encargaban retratos, que ellos mismos costeaban, para instalar en sus lugares de reunión
En la época en que se pintó este retrato (y también la obra más famosa del género, la llamada “Ronda de Noche” de Rembrandt, de 1642) estas agrupaciones seguían participando ocasionalmente en conflictos bélicos, y recordaban el papel de estas milicias en la lucha por la independencia frente a la Monarquía española.
La parte pintada por Hals es una muestra del momento más brillante de su carrera. Un somero esbozo detectado bajo la capa de pintura demuestra que Hals diseñó toda la composición. La documentación analizada indica que Hals pintó varios de los rostros ante los modelos, mientras que los trajes los realizó en su estudio. Se desconoce el momento exacto en el que Hals dejó de trabajar en este cuadro, pero, a juzgar por su aspecto, a él se deben las siete figuras de la izquierda de la composición (aunque algunas han sido retocadas por Codde). Las animosas expresiones de los rostros y la disposición de las manos y las cabezas de los personajes de manera que parecen participar de alguna acción o conversación, son recursos característicos de Hals. También es un rasgo típico de este artista el protagonismo que adquieren algunas pinceladas, utilizadas fundamentalmente para describir los brillos de luz, y que no se integran unas con otras. Esta forma de pintar haría de él el pintor predilecto de los impresionistas franceses en el siglo XIX y de su compatriota Van Gogh.
La parte del cuadro pintada por Pieter Codde (a él se atribuyen la figuras de la parte derecha del cuadro, e importantes repintes en otras figuras ya completadas por Hals, sobre todo en los atuendos) dista de su minuciosa técnica habitual y demuestra su esfuerzo por continuar el estilo de Hals y dotar de cierta unidad a la obra
Datos de interés:
Sala D. Edificio Jerónimos del Museo del Prado
Frans Hals y Pieter Codde
«La compañía del capitán Reijnier Reael y el teniente Cornelis Michielsz Blaeuw»
Óleo sobre lienzo, 209 x 429 cm (1633-1637)
Ámsterdam, Rijksmuseum. Préstamo de la Ciudad de Ámsterdam
Exposición Holandeses en el Prado…
IMPRESIONANTE EL CUADRO DE FRANS HALS Y PIETER CODDE, HE PODIDO VERLO EL VIERNES DIA 5 EN EL MUSEO DEL PRADO. Esos pintores eran unos genios ahora no sale ninguno ni parecido. Menudas mamarrachadas se exponen sin pudor ninguno y sin estudiar nada de dibujo ya se ponen a pintar ,gracias que se conservan estos museos como por ejemplo el de El Prado tan magnifico.
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