Patrimonio Nacional ha presentado la restauración del violonchelo Stradivarius, valiosísima pieza perteneciente a las colecciones reales, que sufrió un accidente el pasado mes de abril durante una sesión de fotos en el que se fracturó el mástil. Carlos Arcieri, uno de los mejores luthiers del mundo, ha sido el encargado de reparar el mango del instrumento.

El mástil afectado no era una parte original del violonchelo. Fue sustituido en 1857 como elemento auxiliar y, según explicó el restaurador, su reparación no ha supuesto ningún perjuicio al instrumento. “He respetado todos los elementos originales”, explicó Arcieri, que añadió que ha cambiado el mango y el diapasón.

La restauración se llevó a cabo en el mes de julio. Carlos Arcieri, colombiano de origen y estadounidense de adopción, se trasladó a Madrid durante varias semanas para poder acometer la intervención sin tener que trasladar el violonchelo del Palacio Real. Además, el maestro artesano aprovechó su estancia para revisar el resto de instrumentos Stradivarius (dos violines, una viola y otro violonchelo) que forman parte de las colecciones reales, y de los que aseguró que “están en muy buen estado”.

Minuciosa restauración
En la reparación, se han retirado los elementos de madera anteriores y se ha fabricado un nuevo mástil de madera, que se ha colocado en la caja y clavijero originales. Esta sustitución del mástil no ha requerido de la apertura de la caja. Simplemente se extrajo el anterior desbastando la madera. Para realización de la nueva pieza, Arcieri utilizó un trozo de madera que conservaba en su taller de Nueva York y se ayudó de sierras, gubias, formones y lija. El montaje del mástil se completó con el encolado de las piezas y el apoyo de mordazas o gatos para una mejor adhesión. El acabado final se realizó con barnices naturales.

Además, se aprovechó la operación para rectificar el ángulo, forma y posición del diapasón, de forma que el chelo sea más cómodo para el intérprete. También fueron repasadas las clavijas y se restauraron pequeñas zonas donde el barniz había sufrido por el roce propio de los conciertos.

Luthier, maestro artesano
Carlos Arcieri, de ascendencia italiana, heredó de sus antepasados la habilidad manual, en especial con la madera. Formado en la mítica casa Wurlitzer de Nueva York, llegó a esta ciudad a finales de los 60. Allí se formó bajo la directa supervisión de Fernando F. Sacconi, que lo tomó como alumno aventajado y le transmitió todos los conocimientos. Pronto su reputación y cualificación alcanzaron los más altos niveles de profesionalidad.

Estableció un taller en Manhattan, donde lleva más de 40 años trabajando con los instrumentos más valiosos: Stradivari, Guarneri, Guadagnini, Vuillaume, Ruggeri o Amati. Ha colaborado profesionalmente con el Metropolitan Museum os Arts, la Filarmónica de Nueva York, la Juilliard School of Music y con grandes orquestas sinfónicas como la de Israel y Austria.

Para esta restauración, Arcieri ha tenido que dejar durante unas semanas su taller en Nueva York y trasladarse a Madird. “Ha sido un placentero sacrificio”, aseguró el experto, que según José Rodríguez-Spiteri, presidente de Patrimonio Nacional, “nos ha hecho un precio político”. Aunque no quisieron revelar la cantidad económica que ha costado reparar el violonchelo, Rodríguez-Spiteri admitió que era “de cinco cifras”.

Al finalizar la presentación del violonchelo reparado, en la que Carlos Arcieri explicó todos los pasos de la restauración, Francisco González Espinosa, profesor de violonchelo y concertista, interpretó la Suite nº3 de Do Mayor de Johann Sebastian Bach.

Stradivarius en las colecciones reales
La colección de Stradivarius que se conserva en el Palacio Real de Madrid se debe al interés que manifestó el Rey Felipe V por el famoso artesano Antonio Stradivarius, durante su estancia en Cremona en 1702. A la muerte del luthier, su hijo Pablo hereda los instrumentos, y es cuando Carlos III formaliza su adquisición.

El conjunto está formado por dos violines, una viola y un violonchelo. Los dos violines llevan en sus bordes una greca formada por círculos y rombos de marfil sobre un fondo negro, rellenando con mástic de ébano. Las cabezas y arcos están ornamentados con un elegante dibujo de temas vegetales, en cuyos centros figuran alternativamente un grifón y un animal de aspecto canino, todo ello grabado en bajorrelieve y con mástic de ébano.

A estos instrumentos hay que añadir el violonchelo, construido en 1700, que adquirió Carlos III, que a diferencia de los demás instrumentos de la colección palatina carece de ornamentación. Posee unas calidades extraordinarias y es una de las mejores realizaciones de Stradivarius.

La adquisición por parte de los monarcas españoles del conjunto de Stradivarius demuestra la existencia de una vida musical intensa, apoyada en el Corte, en la nobleza y en la burguesía.

La historia del violonchelo
El violonchelo ahora reparado se cree que fue construido como “bajo de violón”, en 1694, 1697 ó 1699. Se restauró en 1785 por Vicente Assensio y, según A. Hill también por Francisco Grand en 1787, en 1857 por Silverio Ortega, que redujo el tamaño de la caja y cortó el mango para adaptarlo a la forma de violonchelo. En 1865, por Matías Valenzano y en 1882 y 1833 por Diego Sánchez, que cambiaron distintas piezas, en 1925 por Arthur y Alfred Hill, quien descubrió entonces la fecha original, en 1950 se hizo una nueva restauración en la casa Fernando Solar González que consistió en montar los instrumentos con estructura moderna y en 1989 por Vatelot, que no intervino apenas este instrumento según se deduce del informe previo de este en 1988.

El hecho de transformarlo se debió al cambio de sonoridad ocurrida en el siglo XIX respecto a la música del Barroco. Se empequeñeció el tamaño de la caja, lo que obligó a recortar el aro decorado, aspecto que se observa visualmente. Se acortó también el mástil donde se insertan las cuerdas. Del instrumento original, la única parte que no ha sido intervenida en la cabeza.

Antonio Stradivari ha sido el más prominente lutier italiano. La forma latina de su apellido, Stradivarius, se utiliza para referirse a sus instrumentos. Además de violines, Stradivarius construyó arpas, guitarras, violas y violonchelos. Más de 1.100 instrumentos en total, según estimaciones recientes, de los cuales, cerca de 650 se conservan todavía.

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