El Museo del Prado presenta una de las mayores exposiciones de Van Dyck (1599-1641) en el mundo y la primera que se celebra en España dedicada a su pintura y dibujos. La muestra, patrocinada por la Fundación BBVA, será inaugurada el próximo lunes 19 de noviembre por SM la Reina, coincidiendo con la conmemoración del 193 aniversario del Museo.

El recorrido está centrado exclusivamente en la obra de juventud de Van Dyck y abarca a través de más de noventa pinturas y dibujos el periodo comprendido entre 1615, aproximadamente, cuando el artista contaba 15 años de edad, hasta su marcha de Amberes a Italia en 1621. Durante estos seis años de producción temprana, el inquieto y extraordinariamente prolífico Van Dyck había pintado ya unos 160 cuadros, muchos de ellos obras de gran tamaño y ambición creativa.

La exposición arranca con un autorretrato suyo fechado hacia 1615 cuando contaba solamente 15 o 16 años y abarca hasta octubre de 1621, fecha en la que se traslada de Amberes, su ciudad natal, a Italia.

Gran productividad
El objetivo de la muestra es dar sentido a la evolución del joven y a menudo contradictorio pintor, y para ellos se han reunido cincuenta y dos pinturas y cuarenta dibujos, un conjunto que evidenciará su precocidad, manifestada no sólo en su gran productividad, sino en la calidad de sus obras.

El que fuera el mejor discípulo de Rubens, luchaba ya al comienzo de su carrera por definir su estilo, un concepto que era nuevo en su época, el de la conciencia por crear un sello personal. En sus primeras composiciones se muestra un tanto vacilante en el tratamiento de las anatomías, experimenta con ellas como ocurre en las obras del comienzo de la exposición: La entrada de Cristo en Jerusalén, La Lamentación o el Sileno ebrio.

Estilo propio
Sin embargo, en cuadros como La coronación de espinas, Van Dyck refleja la abrumadora influencia que le dejó el tiempo que trabajó para Rubens (1577-1640), y se traduce en esta obra en que las figuras están muy próximas a su mentor, sin impedir, sin embargo apreciar nítidamente cómo lucha una vez más por definir un estilo propio.
La muestra acaba con el retrato que le pintó a la primera esposa de Rubens, Isabella Brant, 1621, que según los cronistas de la época le regaló a su maestro antes de marchar a Italia. En éste y otros retratos de esta época se aprecia un estilo muy personal, definido por la fluidez y estilización de las formas y la elegancia de las posturas, características que le convertirían más tarde en uno de los retratistas más influyentes de la historia del arte europeo.

La exposición en detalle
En 1609 Van Dyck inició su aprendizaje con Hendrick van Balen, uno de los pintores más destacados de Amberes. Del taller de Van Balen pasó probablemente al de Rubens, aunque no sabemos exactamente en qué fecha. Desde aproximadamente 1613 hasta 1618, año en el que se inscribió como maestro en el gremio de pintores de la ciudad, Van Dyck cultivó estilos distintos.

Desde aproximadamente 1617 hasta 1621 Van Dyck simultaneó su colaboración en el taller de Rubens con su trabajo independiente. En los cuadros que pintó en su propio taller, la influencia del maestro se combina con un lenguaje muy personal, visible en el gusto por las texturas y en unos tipos físicos toscos y nada idealizados. En la exposición pueden verse varios cuadros en los que se aprecia esa original combinación de elementos propios y ajenos. Son obras de una energía y una madurez sorprendentes para un artista que contaba solo entre 18 y 21 años.

Van Dyck colaboró con Rubens desde al menos 1617 hasta 1621. En su taller, formaba parte de un equipo de pintores que ayudaba al maestro pintando algunos elementos de sus cuadros o realizando versiones que luego él retocaba en mayor o menor medida. Con el tiempo Van Dyck acabó por destacar sobre los demás ayudantes. En marzo de 1621 Rubens firmó un contrato en el que se estipulaba que diversas obras debían ser realizadas por él mismo y por ‘Van Dyck junto con otros discípulos’. A ninguno de esos otros discípulos se le menciona por su nombre.

Experimentación constante
En toda la producción juvenil de Van Dyck se aprecia una experimentación constante, que se manifiesta en sus frecuentes cambios de estilo. Así lo indican obras que contienen una serie de figuras de gran originalidad, y en las que le preocupa menos la impresión de relieve que la fluidez de la pincelada y la estilización de las formas. Estas características están presentes en cuadros como San Sebastián atado para el martirio y El Prendimiento.

Algunos de los retratos de Van Dyck pueden fecharse poco antes de partir de Amberes, en octubre de 1621, para residir siete años en Italia. Esas características se irían afianzando en el arte de Van Dyck, hasta convertirle en uno de los retratistas más influyentes de la historia del arte europeo.

La Gemäldegalerie de Dresde, el Museo del Hermitage de San Petersburgo o el propio Museo del Prado ha prestado obras para la organización de esta exposición.

El joven Van Dyck
Del 20 de noviembre al 3 de marzo
Museo Nacional del Prado
De lunes a sábado, de 10.00 a 20.00 horas
Domingos y festivos, de 10.00 a 19.00 horas
Precio de la entrada a la exposición, 12 euros

Conferencias

El método de trabajo de Van Dyck
Miércoles, 21 de noviembre a las 18.30 horas
Friso Lammertse, Museum Boijmans Van Beuningen

La exposición El joven Van Dyck
Miércoles, 12 de diciembre a las 18.30 horas
Alejandro Vergara, Museo Nacional del Prado

 

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