Por primera vez una exposición presenta la serie de fotografías tomadas en el norte de África, entre 1909 y 1915, por José Ortiz Echagüe, imágenes que muestran la riqueza y la variedad de estilos de la época de juventud del fotógrafo, al mismo tiempo que contiene muchas de las claves de su trabajo posterior.
José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886 − Madrid, 1980) es una de las figuras más relevantes de la fotografía del siglo XX en España, un artista con una importante proyección internacional cuya obra está representada en numerosos museos. Comparte muchos rasgos con la llamada fotografía pictorialista: realizó la mayor parte de su trabajo en técnicas pigmentarias (fundamentalmente el carbón directo), y siempre cuidó las composiciones y el tratamiento formal de sus imágenes.
Al mismo tiempo, entendió su obra con un propósito documental: siempre quiso fotografiar a los personajes locales en su entorno natural, y evitó los estudios o recurrir a actores. De este modo, su obra se puede considerar una versión peculiar de lo que se ha denominado «antropología pictorialista».
La muestra parte de la contraposición de dos tipos de fotografía. Por una parte, la fotografía militar, a la que dedicó buena parte de su actividad en Marruecos. Y por otro, la faceta más conocida de su trabajo: los retratos y los paisajes que, en Marruecos, realizó en el tiempo libre que le dejaba su actividad militar. Estas imágenes muestran las condiciones de vida y las tradiciones de los lugares en los que vivió Ortiz Echagüe. Los dos tipos de fotografía ponen en evidencia una contradicción: Ortiz Echagüe intentaba documentar esas tradiciones condenadas a desaparecer por efecto de las guerras y la modernización, vinculadas a la presencia europea en esos lugares. De este modo, en el caso del fotógrafo, la labor de documentación y la alteración de la realidad documentada iban a cargo de la misma persona.
Fotografías aéreas
Por sus conocimientos de técnica fotográfica, al llegar a Marruecos, Ortiz Echagüe fue encargado del servicio de fotografía de la Unidad de Aerostación. La fotografía militar se convirtió, así, en su principal actividad. Su misión consistía en tomar imágenes aéreas destinadas a la realización de mapas cartográficos y a la localización de las posiciones enemigas. Aunque en 1920 la fotografía de aviones era ya un tema recurrente en los salones fotográficos, Ortiz Echagüe nunca consideró ese trabajo como parte de su obra artística.
El fotógrafo aprovechó su estancia en Marruecos para profundizar en lo que consideraba fotografía creativa, centrada en el retrato de tipos populares y escenas costumbristas, paisajes y otros temas que representaban la vida cotidiana y la tradición de aquel territorio.
Una tradición que se veía amenazada precisamente por la presencia de tropas españolas en aquel lugar. Se trataba de fotografiar un estilo de vida ajeno a la modernidad de una forma fiel y con una intención claramente documental.
La fotografía como documento
El objetivo de aquel trabajo era dejar testimonio de las formas de vida del rif. En esta primera etapa, gran parte de su obra se basa en retratos de tipos rifeños y fotografías de escenas propias de la vida de aquel lugar: los rifeños colaboradores de los españoles, que aparecen como jinetes armados, los niños de la zona o comerciantes como el Vendedor de babuchas o el barbero de la Peluquería rifeña.
De esta manera, Ortiz Echagüe concibió en Marruecos un modelo fotográfico peculiar, que reivindicaba su carácter documental, al mismo tiempo que partía de un detenido estudio de las texturas y las composiciones. En fotografía, afirmaba, «lo primero de todo es el interés del asunto, la belleza de la composición, la armonía de sus luces, el modelado de las figuras, el movimiento de la escena». Esto se puede comprobar en muchas de sus imágenes, cuyas estudiadas composiciones contrastan con las instantáneas que tomaban los fotoperiodistas de su época.
Vuelta a España
Ortiz Echagüe regresó a España definitivamente en 1915 y continuó con su proyecto fotográfico dedicándose al retrato sistemático de tipos populares españoles, un trabajo cuyo origen se podría situar en los retratos que había comenzado a realizar en el rif.
En los últimos años de su carrera, se planteó retomar la serie de fotografías africanas. Por esta razón realizó tres viajes más a Marruecos entre 1964 y 1966. Estos viajes le permitieron realizar una nueva serie de fotografías que, a pesar de ser muy diferentes de las que hiciera durante su primera estancia en el rif, seguían siendo técnicamente idénticas: carbones de gran formato.
Norte de África. Ortiz Echagüe
Del 15 de marzo al 21 de julio
Museo Nacional de Arte de Cataluña
Horario de invierno (hasta el 31 de mayo): de martes a sábado, de 10.00 a 18.00 horas. Domingos y festivos, de 10.00 a 15.00 horas
Horario de verano (hasta el 30 de septiembre): de martes a sábado, de 10.00 a 20.00 horas. Domingos y festivos, de 10.00 a 15.00 horas
Comisario: Javier Ortiz-Echagüe
Entrada gratuita