El Museo del Prado y la Fundación Amigos del Museo del Prado presentan la exposición “Rogier van der Weyden”, una muestra que gira en torno a la culminación de la restauración del Calvario de El Escorial, proyecto realizado en colaboración con Patrimonio Nacional y con el patrocinio de la Fundación Iberdrola. La exposición constituye una oportunidad única y difícilmente repetible de contemplar la obra recuperada junto al Descendimiento de la Cruz en el Prado, el Tríptico de Miraflores, actualmente en Berlín, y el Retablo de los Siete Sacramentos de Amberes.
Cuatro obras maestras de Van der Weyden que se reúnen por primera vez en la historia y a las que se suman otras pinturas del maestro flamenco como la Virgen Durán, de las colecciones del Prado. Esta exposición, compuesta por casi una veintena de piezas, permite apreciar no sólo las mejores obras del artista sino también diversos aspectos de su creación artística que son fundamentales como la fuerte relación de sus obras con la escultura, la gran influencia posterior que tuvo su arte y su repercusión en España.
El Museo del Prado y la Fundación Amigos del Museo del Prado presentan “Rogier van der Weyden”, una exposición sobre el que fue, probablemente, uno de los artistas más influyentes del siglo XV y uno de los más grandes pintores de la historia.
Esta muestra celebra la finalización de los trabajos de restauración realizados sobre el Calvario, una intervención que se ha llevado a cabo en el marco de un convenio de colaboración suscrito en 2011 entre Patrimonio Nacional y el Museo Nacional del Prado y en virtud del cual la obra se exhibe en el Prado durante tres meses antes de su regreso a El Escorial.
Este proyecto de restauración ha contado también con la colaboración de la Fundación Iberdrola como miembro protector del programa de restauración del Museo del Prado. Esta obra maestra de la pintura flamenca del siglo XV fue donada por el propio Van der Weyden a la cartuja de Scheut (Bruselas) poco antes de su muerte y, posteriormente, fue entregada oficialmente en 1574 al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Junto al Calvario, en esta exposición se pueden contemplar el Descendimiento, realizado para la iglesia de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina y que custodia el Museo del Prado, y el Tríptico de Miraflores, obra que el rey Juan II de Castilla donó a la cartuja de Miraflores en Burgos y que ahora es propiedad de la Gemäldegalerie de Berlín. Estas tres obras, las únicas que desde fechas tempranas se encontraban en España y eran consideradas del autor, se reúnen en esta muestra por primera vez en la historia.
A ellas se sumará uno de los grupos escultóricos del llamado Retablo de Belén de la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo realizado hacia 1440 en Bruselas para plantear una sugerente confrontación visual tanto entre las figuras de esta obra, muy similares a las del Descendimiento y el Calvario, como entre los pequeños relieves de las arquivoltas, semejantes a los del Tríptico de Miraflores.
Esta muestra plantea también la posibilidad de contemplar el mismo asunto iconográfico del Calvario en otras obras del artista o vinculadas a su taller como el Retablo de los Siete Sacramentos del Koninklijk Museum de Amberes, uno de los originales más exquisitos de Van der Weyden. La obra de inspiración a la versión del tema realizada por uno de sus discípulos directos, el Maestro de la Redención del Prado, llamado así por su obra cumbre, el Tríptico de la Redención, cuya tabla central, la Crucifixión puede contemplarse en esta exposición.
Asimismo, la muestra destaca la relevancia de los mecenas y coleccionistas contemporáneos del artista que estimaron sus creaciones. Se presentan los retratos de Felipe el Bueno y de su hijo Carlos el Temerario, que aparecen en un manuscrito florentino de tema histórico y que copian originales de Van der Weyden. Isabel de Portugal, esposa y madre de estos dos duques de Borgoña, fue también una importante mecenas de Rogier van der Weyden, como revela el retrato encargado al artista conservado en elJ. Paul Getty Museum de Los Ángeles y su comisión de un gran retablo para el monasterio de Santa María de la Victoria (Batalha), enviado a Lisboa en 1445.
Este retablo, hoy destruido, es conocido únicamente por un dibujo de 1808 que puede igualmente apreciarse en la exposición. Del mismo modo, también se puede contemplar el tapiz que representa la Historia de Jefté, del Museo Diocesiano de Zaragoza, diseñado bajo modelos de Van der Weyden y que pudo pertenecer al condestable Pedro de Portugal (m. 1466) o a Juana Enríquez (m. 1468), madre de Fernando el Católico.
Las copias y versiones de obras de Van der Weyden fueron también muy estimadas desde muy pronto en la Península Ibérica. La Virgen con el Niño de Rogier, también llamada Virgen Durán del Prado, otra de las piezas destacadas de la muestra, era conocida en España en vida del artista pues fue muy copiada ya en el siglo XV, como ejemplificará la versión del Maestro de don Álvaro de Luna en Castilla. A su vez, Isabel la Católica encargó a su pintor de corte, Juan de Flandes, una copia del Tríptico de Miraflores para la Capilla Real de Granada, del que se podrá ver una de las tablas, prestada por el Metropolitan Museum de Nueva York .
El fuerte impacto de las creaciones de Van der Weyden en la Península Ibérica también tiene una presencia significativa en la muestra, visible en la obra del portugués Nuno Gonçalves y especialmente a través de las composiciones del escultor de origen flamenco Egas Cueman, de quien se presentan diversos dibujos para un sepulcro inspirados claramente en composiciones de Van der Weyden. Egas Cueman es también el autor de la excepcional escultura funeraria de Lope de Barrientos, confesor de Juan II de Castilla y obispo de Ávila, Segovia y Cuenca. La pieza en la que este artista mejor expresó su dominio técnico en el tratamiento de un material tan frágil como el alabastro, convirtiéndola en una de las joyas de la estética de la estética de Rogier van der Weyden en la Castilla del siglo XV, tan exquisita, que nunca había sido prestada anteriormente.
La recuperación del Calvario de Rogier van der Weyden
El proyecto de restauración de soporte y pintura de la obra el Calvario de Rogier van der Weyden, ha sido realizado en el Taller de Restauración del Museo Nacional del Prado, bajo la dirección técnica conjunta de Patrimonio Nacional y el Museo Nacional del Prado y con la colaboración de la Fundación IBERDROLA
El Calvario de Rogier van der Weyden, procedente del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, es una de las obras más impresionantes y originales del pintor por la grandeza y expresividad de sus figuras en una composición de extremada sencillez. Además, se trata de una de las escasas obras del pintor autentificada documentalmente desde que fue donada por el propio artista a la Cartuja de Scheut en Bruselas, su ubicación original.
Los diferentes emplazamientos y las distintas intervenciones a las que había sido sometida la obra a lo largo de más de 500 años habían influido tanto a nivel estético como en la conservación del soporte y la capa pictórica. Para devolver a la obra su calidad, garantizar su futura conservación y recuperar la intención del artista oculta bajo capas de materiales envejecidos y aditamentos, en mayo de 2011, Patrimonio Nacional y el Museo del Prado firmaron un acuerdo de colaboración para llevar a cabo la restauración integral de la pieza cuyo proceso, del que ha participado la Fundación Iberdrola como miembro Benefactor del programa de restauraciones del Museo del Prado, puede observarse en el vídeo que se proyecta en la sala D del edificio Jerónimos en unos dispositivos facilitados por Samsung como colaborador tecnológico del Museo
del Prado.
Los trabajos de documentación técnica (dendrocronología, análisis de pigmentos, reflectografías de infrarrojos, radiografía y ultravioletas) junto a las labores de restauración del soporte y de la superficie pictórica del Calvario han devuelto a la obra su estado original, permitiendo confirmar la autoría de Van der Weyden y concretar su
datación en un período comprendido entre 1457, el año más temprano para la utilización de la tabla, y 1464, año de la muerte del pintor.
Tras su reciente restauración, se ha podido recuperar la verdadera sensación de tridimensionalidad de las figuras, cuyo volumen estaba tergiversado por una tupida película de repintes grisáceos. La nueva imagen radiográfica y la reflectografía de infrarrojos indican que fue una obra muy pensada, sin grandes cambios de composición, y con un dibujo subyacente extremadamente cuidado.
Intervención en el soporte
Para esta imponente composición (3,24 x 1,94 m.) el pintor empleó catorce paneles de roble del Báltico que se armaron en sentido horizontal.
La intervención actual ha consistido principalmente en la estabilización de la tabla para recuperar su equilibrio y dotarla de un soporte secundario para permitir su manipulación sin dificultar su lectura. Este nuevo bastidor, que se adapta no solamente a la curvatura de la obra sino también a sus deformaciones intrínsecas, se une a la estructura original a través de muelles que permiten los movimientos naturales de la madera en plano y fuera del plano, en la dilatación, contracción y flexión para preservar
su conservación.
Intervención en la capa pictórica
Tras el estudio previo del estado inicial de la obra y una primera limpieza, se procedió a una intervención en profundidad para eliminar los añadidos que distorsionaban la verdadera calidad de Van der Weyden y completar las lagunas con un estuco tradicional para proceder después a su reintegración cromática.
Los análisis técnicos previos han sido realizados por el Gabinete Técnico del Museo del Prado (Dolores Gayo, para los análisis químicos, Maite Jover, para el estudio dendrocronológico, Jaime García-Máiquez, para la reflectografía infrarroja, y Laura Alba, para la radiografía) y por el Laboratorio Técnico de Patrimonio Nacional (Pilar Baglietto).Los trabajos de restauración del soporte se han realizado a cargo de José de la Fuente, del Museo del Prado con la colaboración de otros restauradores como George Bisacca, Sara Mateu y Jonathan Graindorge.
Los trabajos de restauración de la superficie pictórica, han sido llevados a cabo por la restauradora de Patrimonio Nacional, Loreto Arranz, con la colaboración de María Moraleda y Alicia Peral del Museo del Prado. El conjunto de la intervención ha permanecido bajo la supervisión técnica de Ángel Balao, Jefe del Departamento de Restauración de Patrimonio Nacional, y Enrique Quintana, Jefe de Talleres de Restauración del Museo Nacional del Prado.
La Fundación Iberdrola y el Museo del Prado
La Fundación Iberdrola mantiene una estrecha colaboración con el Museo del Prado desde 2010. En su calidad de Benefactor, centra su respaldo en el taller de restauración de la pinacoteca. Con su apoyo, en los últimos cuatro años se han reparado más de 960 obras de arte, algunas tan relevantes como los retratos ecuestres Felipe III, a caballo y Margarita de Austria, a caballo, de Diego Velázquez; El Vino de la Fiesta de San Martín, de Pieter Bruegel el Viejo; San Juan Bautista de Tiziano, y la copia de la Gioconda, entre otras.
El acuerdo de colaboración entre el Museo del Prado y la Fundación Iberdrola establece, además, la concesión de becas de formación e investigación en restauración, cuyo objetivo es completar la preparación de futuros especialistas mediante su participación en el programa de conservación y restauración del Museo.
Rogier van der Weyden
Museo del Prado
24 de marzo – 28 de junio de 2015
Edificio Jerónimos. Sala C
Comisario: Dr. Lorne Campbell, investigador
Comisario institucional: José Juan Pérez Preciado, conservador en el departamento de
Pintura flamenca y Escuelas del norte del Museo Nacional del Prado
Imágenes: Rogier van der Weyden (Museo del Prado)
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