El pintor abulense Florencio Galindo de la Vara (1947-2016), natural de Adanero y uno de los protagonistas del nuevo realismo español, ha fallecido a los 69 años. Galindo era uno de los dos comisarios de la exposición ‘La Poética de la Libertad‘, en la catedral de Cuenca, que participaba además con una escultura en homenaje a Ai Weiwei y a los refugiados, ‘El laberinto del dictador’, ubicada antes de entrar al claustro donde se encuentra la muestra del artista chino.
Doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y profesor titular en esta misma facultad de las asignaturas de Estrategias y Producción artística, tras ejercer en la Escuela de Magisterio de Ávila, Florencio Galindo fue alumno de Antonio López, y de José Sánchez Merino. Recibió los elogios de Antonio Gala, y de pintores como Benjamín Palencia, quien le definió como «lo completo del arte». A lo largo de su recorrido artístico, Galindo ha destacado por el desarrollo de una obra basada en la preocupación por la naturaleza, que reflejaba constantemente en sus lienzos.
Hasta la exposición ‘La Poética de la Libertad’ en la catedral de Cuenca sus obras más conocidas eran las pinturas que presiden el Auditorio de la Fundación Caja de Ávila, en el pasaje de la calle Reyes Católicos de esta ciudad. Al inaugurar la última muestra en Ávila, en diciembre de 2013, aseguró que sus obras de hace 30 años «no se diferencian excesivamente” de las actuales: «no hay grandes alteraciones ni estridencias, lo único que ha pasado es el tiempo”.
Sus pinturas, según los testimonios de los medios de comunicación de Castilla y León, dejan ver obsesivamente plantas o rosas en las que no aparece el hombre, pero sí deja su huella: «el hombre no es tan puñetero como para estar destruyendo la naturaleza aposta, y creo que intenta -y yo lo hago con mis rosales- mejorarla, pero a veces quiere mejorar al propio hombre y se convierte en un dictador, y es una faena”. “Con la naturaleza pasa eso -explicó-, para protegerla o guiarla pone la alambrada o tutores, y de alguna manera la daña, y esa alteración es la que siempre he reflejado”.
Entre otros reconocimientos, Galindo recibió el Premio de la Bienal de Ávila (1968), la beca Fundación Rodríguez Acosta para pintar paisaje en Granada (1970), la beca Juan March (1972), Premio Nacional de Dibujo Pancho Cossío (1973), el Premio Nacional de Pintura Blanco y Negro (1974), el Premio de Pintura de Bellas Artes (1976), Medalla de Honor BMW (1986) y Premio L´Oreal (1988). Su obra puede encontrarse en espacios como los museos de Arte Contemporáneo de Madrid, de Bellas Artes de Vitoria, de Arte Moderno de Belgrado o la Colección Manhattan Bank de Nueva York, y en Suecia, Alemania y Francia.
Trayectoria
Desde 1968, cuando comenzó su trayectoria, Florencio Galindo participó en exposiciones individuales y colectivas en Madrid, París, Nueva York, Helsinki (Finlandia), Valencia, Barcelona, Bilbao, Valladolid, Belgrado (Serbia), Caracas (Venezuela), Múnich (Alemania) o Sao Paulo (Brasil). En 1998, una obra de Florencio Galindo, procedente de una colección americana, fue expuesta en el Museo Guggenheim de Bilbao en compañía de un trabajo de Antonio López, los dos únicos españoles seleccionados.
En septiembre de 2013, su obra pudo verse en el Monasterio de Santa María de Valbuena, en Valladolid, de la mano de la Fundación Las Edades del Hombre, al ser el artista elegido para iniciar un ciclo de exposiciones. Unos meses más tarde, en diciembre, Florencio Galindo regresó a Ávila tras 20 años sin exponer en su tierra natal. En el Palacio de los Serrano se contemplaron 27 pinturas de gran formato. Su última exposición es ‘La poética de la libertad’, que desde julio a noviembre se muestra en la Catedral de Cuenca, en una iniciativa para conmemorar a Cervantes junto a Ai Weiwei, Martín Chirino y Rafael Canogar, entre otros.
Sus rosales cautivos o sus pájaros escarmentados -añade Aganzo- son la mejor muestra de esa capacidad del artista para conjugar, en una misma obra, lo sucio y lo diáfano, lo turbio y lo absolutamente definido: el hallazgo en medio de las turbulencias. Así desde su primera exposición en 1973 en la galería Egam de Madrid, hasta cualquiera de las grandes muestras que ha protagonizado, durante más de cuatro decenios en España, Europa, Iberoamérica o los Estados Unidos. Una obra extensa e intensa que le ha valido numerosos reconocimientos.
Sobre la fuerza y el valor de su obra, es imprescindible recordar ahora a la persona, a su conversación inagotable, a sus vivencias inauditas, a sus visiones iluminadas; a la rebeldía profunda que sentía ante la injusticia de tantas y tantas acciones humanas. “Los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales”, escribió Miguel Delibes, según publica en su obituario el crítico Carlos Aganzo.
Obra de Florencio Galindo en ‘La poética de la libertad’
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Florencio Galindo http://www.florenciogalindo.com/
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